Belleza
Depilación definitiva: lo es
Ú ltimamente en las cabinas de estética huele a chamusquina. En sentido literal, se entiende: el 18 por ciento de las mujeres que se depilan lo hacen a través de la fotodepilación. De los clientes habituales, uno de cada diez son hombres. No hay tratamiento que esté más solicitado a día de hoy, (habida cuenta de que los precios bajan de manera inversamente proporcional a como asciende la crisis), y a la par, ningún otro ofrece tantas posibilidades con diferentes tecnologías, tipos de ofertas, de sesiones¿ ¿Cómo saber de entrada elegir entre los láseres de nombres irrepetibles? ¿Cómo si sería mejor la luz pulsada (IPL)? Y aún peor, ¿quién nos asegura que el pelo no volverá a crecer después de desembolsar un mínimo de 600 euros de un tratamiento completo? El doctor Daniel Candelas, del equipo de Ricardo Ruiz y dermatólogo de la Clínica Dermatológica Internacional, nos saca de dudas: «Han surgido varias técnicas que se engloban bajo la fotodepilación: éste es un término genérico que define todos los sistemas de depilación mediante fuente de luz. Las más usadas son el láser y la luz pulsada intensa. La luz es absorbida por la melanina del pelo para que la raíz se caliente y sea destruída por el calor generado. Los equipos más adecuados deben trabajar a una longitud de onda entre 700 y 1.400 nanómetros. Además, el láser utiliza una única longitud, mientras que el IPL un rango de longitudes, así que es más difícil de manejar bien». Si se decide por el láser, debería aparecer el nombre de Alejandrita, Diodo o Nedomio YAG, que son los más utilizados. También le sonará Soprano, el que, dicen, no duele y se puede aplicar incluso cuando el paciente está bronceado. «Es un láser de Diodo a baja potencia que se hace con muchos disparos en varias pasadas, por eso la piel se calienta menos. Pero tiene sus limitaciones, porque no es fulminante en pelo fino y claro, y cuesta pasarlo por zonas de tamaño restringido, como el bigote, las sienes o el perfilado de la barba». La pericia del profesional Ahora bien, cuál utilizar depende de múltiples factores, entre ellos, si el vello es grueso o fino (el primero es más fácil de eliminar), el tono de la piel (cuanto más clara, mejor), de la zona y de la pericia del profesional. Porque se habrá cansado de ver carteles que anuncian paquetes cerrados (número de sesiones ilimitadas por el mismo precio), y lo que es peor, colgados hasta en «chiringuitos» como gimnasios y peluquerías. «Empleando equipos estéticos, no médicos, debido a que trabajan con baja potencia, el rendimiento es más bajo y el número de sesiones precisas para obtener el mismo resultado es mayor que en una clínica médica». Desgraciadamente, ni la apabullante oferta es capaz de dejar sin pelo a todo aquel que se lo proponga: el fino y poco pigmentado es rebelde, pero además, lo que nadie cuenta lo explica la doctora Royo, del Instituto Médico Láser. «Es clave si el área depende de las hormonas. Existen zonas buenas, pobladas de pelo medio o grueso y oscuro: ingles, axilas (ambas ocupan un 65 por ciento de la demanda de fotodepilación), piernas y antebrazos de pelo grueso. Es necesario que se trabaje sobre todos los folículos, se respeten los intervalos entre sesiones y se lleven a cabo entre 8 y 12 durante 3 años». El método más deseado Es decir, que librarse del vello de golpe y a matacaballo es un espejismo. Las zonas regulares para la doctora, serían la línea alba, areolas, el canalillo, la región lumbar, la cara, el cuello, la espalda y el tórax en el hombre, y de las que no nos podemos fiar, las manos, los pies, las orejas y el entrecejo. Interesante para hipocondríacos: puede sentirse quemazón o pinchazos, pero una crema anestésica los reduce considerablemente. Teniendo en cuenta que la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética cifró el año pasado en 2.600 euros la media gastada por las mujeres en tratamientos médico estéticos (el Instituto Nacional de Estadística incluye el gasto en estética en el IPC como artículo de consumo para calcular la inflación) y que evitarse el tirón de la cera en las ingles o en las axilas podría estar entre 500 y 1.000 euros cada una, no es de extrañar que este método sea, junto al bótox, el más deseado.
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