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Black or white

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La vida convulsa del malogrado Michael Jackson ha sido un permanente hervidero de rumores sobre su mundo privado, sus vicios, sus niños, sus operaciones de estética. Tan grande fue el éxito como las leyendas urbanas propaladas sobre él. Criado como un chaval pobre en la ciudad del pecado (Gary, Indiana, refugio de los malhechores de Chicago) tuvo una infancia tan dura que quiso borrar de ella hasta el color de la piel. Y lo logró a base de operaciones de estética e inyecciones de sustancias que actúan sobre la melanina blanqueándola poco a poco. No sin un precio, como se ha visto. El último Jackson ya no cantaba ni componía. Se estaba matando a base de operaciones y pastillas. Al final sufrió una enfermedad denominada Alfha 1 Antitripsina, caracterizada por la ausencia de una sustancia natural que protege los pulmones, a consecuencia de lo cual se sufren recaídas de asma, bronquitis, neumonías, y enfermedades hepáticas graves. Ian Halperin, que se especializó sobre la estrella como escritor, aseguraba que tenía una afección pulmonar crónica y que había sido visto en varias ocasiones en silla de ruedas. Como, además, sufría una importante dolencia gastrointestinal, no se le recomendaba el transplante de pulmón que según parece necesitaba. «Está tan débil que apenas puede hablar, y ha perdido la visión en el 95 por ciento del ojo izquierdo», llegó a declarar Ian hace unos meses. Tomaba todo tipo de pastillas. Tantas que su amigo y abogado Brian Oxman llegó a temer por su vida a consecuencia del abuso de medicamentos al que sometía a su cuerpo.Pronto sabremos exactamente las circunstancias de su muerte, una vez que lo revele la autopsia y se hagan públicos los resultados. Cosa que igual no ocurre, habida cuenta del secretismo con el que Jackson y su familia han llevado siempre todos los temas relacionados con su salud. Tampoco es probable que se sepa si esos problemas tuvieron algo que ver con las reiteradas operaciones de estética a las que se sometió para moldear la nariz, acicalar el mentón, ponerse el pelo liso y blanquearse la piel. Durante una de las operaciones de nariz parece que sufrió una importante infección muy agresiva que le producía inflamaciones en la cara y las manos a consecuencia de un virus tipo MRSA. De ahí que apareciera tantas veces en su masión de Neverland con el rostro tapado y con gafas grandes.Jackson consiguió dejar de ser negro para pasar a ser blanco. El drama interior que le supuso lo plasmó en uno de sus discos más conocidos, «Black or White», ya en la cúspide de su carrera, cuando probablemente hubiera empezado a cuestionarse si todo lo que estaba haciendo para cambiar su imagen le merecía la pena. Fue en realidad su último gran éxito, pues lo poco que vino después rozó la medianía. Antes había arrasado con «Dangerous», «Bad», y sobre todo con «Thriller». Vendió tantos discos y ganó tanto dinero que llegó a tener lo que una persona no puede ni tan siquiera imaginar. Todo menos la eternidad. Estaba tan obsesionado con su imagen y su salud que se empeñó en adquirir los restos del hombre elefante y vivir 150 años. Al final se ha quedado en 50. Y ha muerto arruinado,Tuve ocasión de verlo actuar en Madrid en un concierto en el Calderón y me decepcionó un poco. Era un astro demasiado sintético. Como su vida. Un blanco de aspecto extraterrestre que nunca dejó de ser negro.