Blanco y la deuda

Leí esta semana en LA RAZÓN que don José Blanco proclamó que no le importaba «un poco más de deuda¿ si con ello se mejora la Sanidad, la Educación y los Servicios Sociales». La frase no tiene desperdicio. Éstos son los sujetos que nos gobiernan, señora, así que mejor será que les prestemos atención, por la cuenta que nos trae. El vicesecretario general del PSOE, como es característico de los progresistas, oculta la verdad fundamental y ofende nuestra inteligencia. Es evidente, en efecto, que la deuda que no le importa no es la suya. A todos nos importan nuestras deudas. No. La deuda que a José Blanco le da igual es la pública, es decir, aquella que el Gobierno obliga al pueblo a pagar. Pero, además, observe usted la construcción de la frase: al líder socialista no le importa «un poco» de deuda si a cambio tenemos todas esas cosas bonitas. El absurdo es clamoroso: si a cambio de deuda tenemos Sanidad, Educación y Servicios Sociales, ¿por qué endeudarnos sólo «un poco»? Deberíamos hacerlo sin límite. La cruda realidad de que la deuda pública es impuesta por la fuerza sobre el pueblo es lo que Blanco elude explicitar, pero lo que está detrás de ese extraño remilgo de pretender sólo «un poco» de algo tan estupendo. Típicamente, no habla de los costes de la política socialista, sólo habla de sus beneficios, porque la onerosa realidad es que Smiley y sus secuaces pretenderán apropiarse de los segundos y cobrarnos los primeros.