Independencia de Reino Unido
Brown no aprovecha su oportunidad en Brighton
Gordon Brown no aprovechó ayer su oportunidad. El «premier» británico se presentó ante el congreso laborista con un puñado de medidas que no llegaron a hacer vibrar a las gradas.
Fue un discurso electoral, pero ayer los fieles necesitaban otro tipo de mitin. Querían ver a un líder capaz de mover masas y escuchar en más de una ocasión que las elecciones no estaban perdidas. Sin embargo, se fueron a casa sin ninguna de las dos cosas.
El primer ministro se concentró demasiado en hablar sobre empleo, economía, sistema sanitario y reforma parlamentaria, pero le faltó brío para insuflar a los presentes las ganas para salir al campo de batalla.
Y ésa era realmente la clave de la jornada. Sobre todo teniendo en cuenta el sondeo que ayer publicó «Ipsos Mori» en el que, por primera vez desde 1982, colocó a la formación como tercera fuerza política (por detrás incluso de los Liberal Demócratas), con tan sólo el 24% de apoyo.
El discurso era ayer clave para el «premier». Y el planteamiento era bueno. Había que convencer al electorado de que tras trece años en el Gobierno, el laborismo aún tiene mucho que ofrecer.
Pero se echaron en falta más frases del estilo «luchad, no abandonéis, luchad para ganar» que Brown no dijo hasta el final de su intervención. «Las próximas elecciones no serán un concurso para un cuarto mandato, sino una oportunidad para el primer Gobierno laborista de la nueva era global», matizó.
«Cambiamos el mundo una vez y lo haremos de nuevo», recalcó. Los momentos en los que se apeló a los valores fundacionales del partido y a las figuras históricas permitieron un cierre de filas en torno al líder. Pero la clara diferencia es que el año pasado fueron las autorreivindicaciones personales de Brown las que levantaron los aplausos.
La encargada de presentarle fue, una vez más, Sarah Brown, quien se refirió a su marido como su «héroe». El año pasado, la discreta primera dama logró humanizarle con unas cálidas palabras y los asesores repitieron ayer la fórmula mágica.
«Es ruidoso y desordenado. Pero se acuesta cada noche y se levanta cada mañana pensando en las cosas que realmente importan», dijo. «Es por eso por lo que lo quiero y lo que le convierte en el hombre de Reino Unido».
Gran parte del discurso de Gordon Brown estuvo dedicado a criticar a los «tories». Consciente de que se sitúan a la cabeza de las encuestas, pero sus medidas no acaban de convencer al electorado, el «premier» británico incidió en su «falta de propuestas» para salir de la recesión y su ideología «obsoleta» de «dejarlo todo en manos del mercado».
«Se trata de la elección más importante para una generación –avisó Brown– está la opción de pesimismo y austeridad de los conservadores y la de prosperidad y esperanza que ofrecemos los progresistas».
«El elitismo de los ‘tories'»
A pesar de que no nombró a David Cameron, sí sacó a relucir su infancia en una «familia normal» sin «colegios de pago» para marcar una clara diferencia con el líder de los conservadores que estudió en el reputado colegio de Eton. La intervención terminó con la animada canción de «Moving on up» (Moverse hacia adelante), pero está por ver si el «premier» consigue este propósito antes de los comicios de mayo. De momento, ayer, el avance fue mínimo.
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