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Museo Thyssen

Cervera: «Mi nieto es igual que Borja»

La Razón
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f, muchos descansan tranquilos tras el paripé y la sólo aparente pipa de la paz: me aseguran algunos íntimos de Carmen Cervera que, pese a la tregua por el parto, no hay posibilidad de arreglo, entendimiento y reconciliación. La baronesa lo dejó bien claro en una cena celebrada pocas horas después de ser abuela de Sacha, un niño que le produjo recelos, temores infundados y hasta su incomparecencia en la boda de su único hijo. Incluso llegó a cuestionar públicamente la paternidad del bebé, recurriendo al castellanísimo «los hijos de mis hijas nietos son, los de mis hijos lo serán o no».

En la madrugada del pasado jueves al viernes, tras conocer la llegada del descendiente, Tita acudió al domicilio barcelonés de José María Solanes, un as de la publicidad. Pese a la maternidad y una vez concluida la protocolaria visita –«donde no coincidí con los padres de mi nuera», recalcó– evitó quedarse a dormir en la suite de la clínica Dexeus como le proponía Chelo García Cortés, que brindó con ella por el crío. Al contrario, la Thyssen cumplió con su programa social.

Vestida con un conjunto negro bajo gabardina de Chloé y bailarinas de Chanel, realmente rejuvenecida, mantuvo la expectación en la amplia residencia que Solanes tiene en Pedralbes junto a su esposa Leo, una íntima de Carmen. Había curiosidad, preguntas veladas e intentonas de oírla cantar... o contar. Imaginaron que sería explícita, pero estaban muy equivocados. Sabe qué decir y cuándo desmentir, tiene vieja escuela.

 

Su relación con Blanca

«El bebé es igualito que Borja cuando nació», dijo, y un «ay» aliviador inundó a los espíritus curiosos. Brindaron al saberlo. Pero la curiosidad era mucha, cundía el morbo y Tita no lo evitó. Dio la cara sin perder la sonrisa pese al carraspeo de un incómodo resfriado:

-¿Y cómo te llevas con Blanca?

-Bueno, ya sabéis: es como todas las nueras.

La baronesa generalizó, quizá injusta. Llegaron a tal conclusión después de plantearle varias veces el tema, visto que no hay reconciliación ni vuelta a la relación de años atrás, cuando iban juntas de vacaciones y compartían cruceros y «shopping».

Aguantó hasta las cuatro de la mañana, disfrutó de la compañía, miró el reloj varias veces y confirmó que había permanecido en la clínica un par de horas, aunque sólo dedicó unos minutos a ver al niño. El resto, de espera. Abandonó el lugar en su aparatoso Mercedes blanco y durmió en su piso de Bori y Fontestá con el Turó Park, casi enfrente de donde reside Samaranch aunque en el otro extremo, rodeada de tiendas de las mejores firmas. Se despertó pronto, fue a la peluquería New Look, se despeinó, volvió a la Dexeus y a primera hora de la tarde se marchó a San Feliú de Guixols para instalarse en la casa refugio que heredó del Tarzán Lex Baker. En tal población de la Costa Brava proyecta instalar un nuevo museo con piezas de su cuestionada colección pictórica. Cumplido el deber de quedar bien con Borja, desechó ante los Solanes la idea de, como aún no ha bautizado a las niñas que adoptó, celebrar una ceremonia conjunta. La rechazó risueña con un rotundo «¡quita, quita, no quiero más follones!». Cuánto sabe.