Arqueología

Con la Historia hemos topado

¿ Huesos, iglesias y murallas han retrasado algunas de las más importantes obras ¿ Un casco de un bombero de los años treinta sorprendió a los arqueólogos en la M-30

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MADRID- Han hecho mucho ruido pero, de momento, el viaje de agua y la cerca de Felipe IV encontradas durante las obras de construcción de un aparcamiento en la calle Serrano no son ni de lejos los restos arqueológicos que más polémica han levantado. En el «top 1» de hallazgos durante unas obras se sitúan sin duda los trabajos de construcción del párking de la plaza de Oriente. Ríos de tinta corrieron cuando, en 1999, aparecieron los cimientos de la iglesia de San Juan Bautista, datada del siglo XIII. Este templo junto al Palacio Real era empleado para enterrar a los sirvientes de los reyes y entre ellos se suponía que iban a encontrar los cuerpos del pintor Diego Velázquez y su mujer. La construcción del aparcamiento derivó en una búsqueda casi interminable de los huesos de artista que, finalmente, nunca aparecieron. Tres años antes, en 1996, y durante la construcción de otro párking, el de la plaza de Oriente, apareció la Torre de los Huesos, una atalaya independiente de la muralla árabe construida entre los siglos IX y XI, entre otros restos. La muralla árabe Tras la polémica de Oriente y la búsqueda de los restos del pintor en Ramales le tocó el turno a la plaza de La Almudena. En la explanada junto a la catedral aparecieron en 1999 restos de distintas épocas como un trozo de muralla o un lienzo de gran tamaño -de unos diez metros cuadrados- de la muralla árabe. En el mismo emplazamiento los expertos contratados por Patrimonio Nacional, propietarios del terreno, encontraron este lienzo entre los cimientos de las antiguas caballerizas de Felipe II, derruidas en 1894, y de una construcción cuadrada con forma de torre en cuyo interior había peldaños de granito y lo que en apariencia era un aljibe. Otra de las obras que más dimes y diretes hizo surgir fue la de la estación de Cercanías de la Puerta del Sol. Durante la excavación del corazón de la capital se hallaron los restos de la iglesia del Buen Suceso, originalmente una ermita medieval del siglo XV, que obligaron a parar la obra durante más de un año para su recuperación. Dientes de mastodonte Otras obras que sacaron a la luz restos paleontológicos y arqueológicos de Madrid fueron las de la M-30. Lejos de descubrir infraestructuras arqueológicas, en las excavaciones para hacer los nuevos túneles aparecieron huesos humanos en los márgenes del río Manzanares, restos del paleolítico junto a la A-3, en el nudo de O¿Donnell del Neolítico, en el puente de Segovia medievales y de los siglos XVIII al XX en el «by-pass» sur. Pero lo más llamativo de cuantas piezas hallaron durante estos trabajos fueron varios dientes de mastodonte y caparazones de tortugas gigantes. La anécdota «arqueológica» de la M-30 fue la aparición de un casco de los años 30 de cuyo propietario no se conoce dato alguno. Después de los restos del «viaje de aguas» bajo la calle Serrano el hallazgo más reciente en la región se produjo el año pasado durante las obras de mejora de la estación de metro de Carpetana, en la línea 6. Allí recuperaron más de un millar de restos fósiles de macrovertebrados además de varias toneladas del sedimento del que posteriormente obtendrán también fósiles de plantas y microvertebrados del Mioceno Medio. Es decir, de entre 14,1 y 13,8 millones de años de antigüedad. Para conocer a ciencia cierta los tesoros que se esconden bajo la Milla de Oro de la capital todavía habrá que esperar. Los expertos en arqueología aseguran que en sólo una semana los restos de los conductos de agua podrían estar documentados y los trabajos podrían continuar. Eso si es que de nuevo una obra no ha vuelto a topar con la Historia.