Ciclismo

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Contador-Armstrong la gran pelea

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Alberto Contador aprendió desde muy joven que el ciclismo es sufrimiento, pero no pensaba que tanto. Después de superar un cavernoma cerebral en su segundo año como profesional, creía que sus únicas peleas estarían en la carretera. Por eso siempre recuerda su primera victoria tras la reaparición, una etapa del Tour Down Under en 2005, como «el momento más feliz de su vida deportiva». Aquello le fortaleció para siempre. Como la lectura de «Mi vuelta a la vida», el relato de Armstrong de su lucha contra el cáncer. Y ahora tiene la cabeza más fuerte que las piernas. Por eso ha podido ganar este Tour, donde, como él mismo reconoce, ha hecho dos carreras, «una en bici y otra en el hotel».Tenía que luchar contra los rivales y contra sus compañeros. Porque el principal enemigo era una leyenda, pero también un fantasma. Porque Lance Armstrong ya no es el mismo que cuando ganó siete Tours. Y además ha tenido que soportar que su tercer puesto lo defendiera Contador en la ascensión al MontVentoux. Demasiado para su orgullo.El estadounidense también sabe lo que es sufrir. Regresó del lado oscuro al superar un cáncer y a partir de entonces se convirtió en el hombre biónico, el único capaz de ganar siete Tours y, además, de hacerlo de manera consecutiva. Contador «sólo» tiene que ganar los mismos Tours que ganó Indurain para igualar al estadounidense. No sería tan extraño. El navarro ganó su primer Tour a los 27 años. Como Armstrong. Antes de cumplirlos, Contador ya tiene dos. Pero tiene algo más. Es uno de los cinco corredores que han ganado las tres grandes. Como Anquetil, Gimondi, Merckx e Hinault. Además, ha ganado las cuatro últimas grandes en las que ha participado: dos Tours, un Giro y una Vuelta.Por hazañas como ésa y por su manera de comportarse en la carretera y fuera se ha ganado la simpatía de antiguos campeones. Como Hinault, que nunca ha escondido su simpatía por el español, el único que le hace disfrutar con sus ataques en la montaña.Aparte de las acusaciones de Greg LeMond, la sombra del dopaje no atormenta a Contador. Su participación en la «Operación Puerto» quedó rápidamente descartada. Sobre Armstrong siempre quedaron las dudas. Armstrong nunca imaginó que aquel chaval que recuperó la confianza leyendo su libro fuera a amargarle ahora su segundo regreso. El año próximo correrán en equipos diferentes. Contador no quiere más trampas. «Volveré aquí con un equipo que única y exclusivamente piense en mí», advierte el español. «Ha quedado demostrado que Armstrong y yo somos incompatibles». Por si había alguna duda.