Alicante
Continúa el tono triunfal
Alicante. 4ª de la Feria de Hogueras. Se lidiaron toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo, desiguales de juego y presentación. Destacaron 4º y 6º. Casi lleno en los tendidos.- Julián López «El Juli», de púrpura y oro, pinchazo, mediaestocada, descabello (ovación); media (oreja con fuerte petición de la segunda y dos vueltas al ruedo)- José María Manzanares, de ciruela y oro, estocada (oreja); pinchazo, estocada (ovación).- Miguel Ángel Perera, de turquesa y oro, estocada, aviso (oreja); estocada (dos orejas).
No se cumplió el dicho de «días de mucho, vísperas de nada» y, tras el atracón del lunes, la afición alicantina no quiso perder ayer el tono triunfal de su feria. Procuró, casi con todas sus fuerzas, que el palco siguiese mostrando pañuelos blancos.Manzanares, que se hizo ovacionar al lancear a su anovillado primero, abrió el marcador tras una fenomenal estocada que puso punto final a un trasteo bastante desigual y sin acabar de matizar ante un astado pegajoso que no rompió. No terminó de aclararse con el quinto, más parado y sin entrega. Tiró, sobre todo de voluntad.Derrochó ganas Perera, y trató de tapar las muchas carencias de su primer toro, un ejemplar sin presencia ni fuerza. Lo llevó por alto de inicio y bajó luego mucho más la muleta. Pudo sacar todo lo que tenía un toro que no estuvo a la altura de su matador. Ante el sexto tiró de repertorio con el capote y enseguida se metió al público en el bolsillo. Toreó con temple y quietud, dio distancia al toro, también de excelente comportamiento, y ligó los muletazos, procurando rematar siempre muy atrás, aunque en el tramo final del trasteo tuvo más enganchones. Fueron las dos orejas con las que se le premió un claro agravio comparativo con El Juli.No pasó de discreto Julián López, en su primera faena. Lidió con reposo ante un toro rebrincadito al que llevó sin grandes aprietos, pero también sin ligazón y sin corregir los defectos que tenía su oponente.Un trofeo que supo a pocoMás entonado estuvo El Juli con el cuarto que, sin ser especialmente ofensivo, tuvo más entidad. Veroniqueó con gusto y enseguida enganchó a este ejemplar, codicioso y pronto, de interminables embestidas al que llevo muy lejos. El diestro obtuvo siempre respuesta de un animal con raza. Planeó por un instante la posibilidad de un nuevo indulto que, vista la vara de medir, no hubiera sido injusto. Se quedó corta la recompensa.
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