Dalila

Dalila es marroquí y ayer cumplió veinte años mientras daba luz a un hijo al que quizá no llegue a conocer. Su caso pasaría desapercibido si no fuera porque a su asma crónico se ha sumado la gripe A, esa que, una vez desprovista de su halo apocalíptico, llevaba semanas sin ser noticia de portada.Alrededor de 1.400 mujeres mueren diariamente por enfermedades durante el embarazo y el parto. El dato es escalofriante y sin embargo, no deja de ser una cifra que la mayoría ni siquiera recordamos tres minutos después de leerla. Con Dalila es diferente. El hecho de que su drama cuente con la participación estelar del virus más mediático del momento lo eleva a categoría de noticia. Sin embargo poco importa la causa por la que Dalila está hoy enchufada a un respirador y ajena a su maternidad. La noticia conmueve no porque tenga que ver con el N1H1, sino porque nos obliga a recordar una tragedia mil veces repetida –la de todas las madres a las que la suerte, el destino o vaya usted a saber qué les hurta el privilegio de conocer a sus hijos– y nos permite ponerle un nombre propio a las cifras, humanizándolas aunque sólo sea durante algo más de tres minutos.