Ley de transparencia
De aviones y costes
El uso por parte de Smiley de un avión oficial Falcon de la Fuerza Aérea Española para acudir a mítines electorales, y encima en una campaña en la que no es candidato, ha sido objeto de numerosos comentarios políticos. El asunto tiene además dos aspectos económicos interesantes que no han sido analizados correctamente. El énfasis habitual en los gastos de los desplazamientos de los políticos para atender a sus asuntos públicos o privados, tomados como ejemplo de despilfarro y acicate para la austeridad, carece de sentido, porque esos gastos son mucho menos que el chocolate del loro. ¿Qué es el coste de un viaje en avión comparado con el gasto público, que representa en la mayoría de los países una media del 40 o el 50 % del PIB? Lo que sucede es que políticamente es mucho más fácil tronar contra los costes de los coches o los aviones que proteger la libertad y la propiedad privada de los ciudadanos, tan vulneradas en los modernos estados redistribuidores. El segundo error fue establecer una distinción tajante entre el avión oficial y un avión privado pagado por el PSOE, como si fueran económicamente diferentes, cuando en verdad son análogos. El coste del Falcon oficial lo pagamos nosotros, los contribuyentes, lo queramos o no. Pero si Smiley vuela en un avión privado a cuenta del PSOE, ese coste lo pagamos también nosotros, los contribuyentes, lo queramos o no. ¿O cómo cree usted que se financian los partidos políticos?
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