Grupos
De rodillas
Hay una palabra que no me gusta: «Proyecto». Quiero decir, no me gusta cuando la emplea un político para referirse a las medidas que va tomar para abaratar los aranceles de los cereales; no me gusta cuando la emplea un músico para hablar de una nueva canción; y cuando la emplea un entrenador de futbol embutido en su chándal, me parece enternecedor. «Nuestro proyecto es»... El término procede de la terminología de la arquitectura y se puso de moda como latiguillo cuando -estoy seguro de ello- España empezó a ser planificada por arquitectos, urbanistas y diseñadores. Aquel 1992. Me da miedo que Guardiola la utilice porque sentiría mucho que acabase como un burócrata puesto al día. Cuando me enteré de que le gustaba la poesía de Martí i Pol me empecé a preocupar. ¿Sería el siguiente paso dedicarse a hacer vino del Priorato? No ha sido así, incluso ha renunciado a ser candidato al Premio Príncipe de Asturias, propuesto por algún bienintencionado (¡Dios mío, cómo está el infierno!) con un ridículo proyecto. Los hechos están demostrando que Guardiola es un tipo sensato, incluso con bastantes pelos en las piernas -y un poco arqueadas-, lo que humaniza. No sé cómo se juega al fútbol cuando hay un buen proyecto, pero todos sabemos reconocer cuando un equipo juega como dios. De la primera Copa de Europa que ganó el Barça sólo recuerdo a un amigo de rodillas delante del televisor. ¿Es eso un proyecto? Pues de rodillas.
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