Alimentación

Desconcierto

La Razón
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Quien haya observado atentamente la evolución de la medicina en las últimas décadas estará de acuerdo conmigo si afirmo que el desconcierto que reina en esta ciencia y la causa de su volubilidad y titubeos radican sin duda en el hecho de que la certeza esté disminuyendo constantemente, al mismo tiempo que la verdad crece en volumen y en sentido masivo, incluso en claridad abstracta.Me explico. La otra noche, cenando con uno de nuestros más insignes científicos, me di cuenta de que le atizaba al salero con mucha soltura. Yo callada. En el segundo plato repite la operación. Le pregunté por algo que me pareció un disparate, según nos han enseñado, y me dice que la sal es buenísima, que salario viene de sal, porque antiguamente se utilizaba como moneda para el mercadeo y que era un bien muy preciado. Que al ganado hay que darle sal y que los humanos también debemos tomarla. Entonces empiezo a acordarme de cuando decían que el aceite de oliva era malo, que había que tomarlo de girasol, que había que comer carne, pocos hidratos, nada de pescado azul… Y ahora todo el mundo de rodillas ante el aceite de oliva, como una religión, nada de carne, muchos hidratos y pescado azul, que resuelve todos los problemas de los colesteroles malos y buenos. El vino –tinto, desde luego– antioxidante y magnífico elixir para el sistema cardiovascular. Y todo por ahí. Díganme ustedes si no parecen estar jugando al desconcierto los investigadores de quienes depende nuestra salud y nuestra longevidad.