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Día «D» perico

La Razón
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Hace ya una década, tuve el amargo trance de retransmitir el principio del derribo del Estadio de Sarrià. Muchos decían que, con esa operación, el Espanyol iba a limpiar el déficit de las cuentas bancarias, pero no fue así. En pocos meses la junta directiva volvió a hacer públicos los balances de las pérdidas. Siempre he creído que en los clubes nadie dice las cosas claras, ni nunca se conocen los datos exactos de las operaciones realizadas, pero ese es otro cantar. Hoy es un día grande para el Espanyol. Por mucho que se critique que el nuevo Estadio esté en otra ciudad (Cornellà), lo cierto es que Barcelona poco ayudó en su momento a la estabilidad del club. Si hubieran colaborado la mitad que con el Barça del segundo pelotazo (Les Corts y ahora el Mini Estadi), otro gallo cantaría. No sólo obligaron a realizar un plan de viviendas que circundan prácticamente un perímetro idéntico al que ocupa el terreno de juego del antiguo Sarrià, sino que luego cobraron un dineral por alquilar las instalaciones de Montjuïc. Y ahora buscan el escarnio público. Pues no. Tendríamos que estar satisfechos de la inauguración de esta tarde, porque el otro club de Primera de Cataluña tiene ya un estadio moderno y en propiedad. Hará falta que la suerte y el ritmo de juego acompañen para que el público no deje vacías las graderías. Es lo mismo que dijo Camacho cuando tocó ir a Montjuïc. Felicidades a todos los amantes del fútbol y del Espanyol y ¡mucha suerte!