Primera División

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Doctor Pardeza

La Razón
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A Miguel Pardeza le tocó el papel de patito feo en la renombrada «Quinta del Buitre». Era un jugador extraordinario y tuvo que emigrar a Zaragoza, donde futbolísticamente, además, hizo el máster de dirección. Al tiempo se licenció en Filosofía y Letras y dedicó su tesis doctoral a la obra de Cé- sar González Ruano. Ahora ha vuelto al Madrid, donde tiene que aprobar el doctorado balompédico en la materia de dirección deportiva.
Afortunadamente, han cambiado los tiempos y los futbolistas que estudian o leen en las concentraciones no son mal mirados. De Manuel Fernández y Fernández-Pahíño, delantero centro del Madrid, por una acción poco elegante, respuesta a las muchas del mismo tono que le había dedicado Gustavo Biosca, central barcelonista, se dijo que no se podía esperar otra cosa de un individuo que leía a Tolstoi y Dostoievski.
Miguel Pardeza, a quien da gusto leer en materia literaria, y conviene mucho oír por sus acertados comentarios en cuestiones futbolísticas, es, en mi opinión, uno de los grandes fichajes de Florentino Pérez.
El nuevo equipo dirigente del club tiene casi como regalo inestimable la presencia de Pardeza, quien no tendrá difi- cultades para entenderse con sus inmediatos superiores, Jorge Valdano y Florentino Pérez.
A un hombre de cabeza despejada y serenas opiniones le ha caído encima el peor de los problemas de la nueva etapa. El director deportivo tiene por delante la compleja misión de remodelar la plantilla de la que tendrá que salir una decena de profesionales. Podrá hacerlo y lo hará bien. Le sobran conocimientos y templanza. Y no es figurón.