Elecciones autonómicas
Dónde están
La semana pasada acabó con tristeza y rabia. Acabó con el asesinato de un policía nacional, de un servidor público, de un vasco de Baracaldo. Pensaba diferente. Y los diferentes no tienen cabida en la Euskadi fascista que dibujan los asesinos. ETA hizo lo que todos pensábamos que iba a hacer. Lo recordaba el ministro Rubalcaba cuando nos decía que matar es fácil. Y más, si se mata como los cobardes. A sangre fría. ¿Dónde están? Me lo pregunto desde el viernes. Quiero saber dónde están todos los que en los últimos meses nos han dicho que las elecciones vascas no eran limpias porque se vetaba el acceso a la democracia a unas ideas. Lo oímos durante la campaña electoral en Euskadi. Lo volvimos a oír en el Parlamento vasco en el pleno de investidura del nuevo lendakari. Y se nos repitió hasta la saciedad en las elecciones europeas en las que una lista de dudosa reputación salvó los mecanismos legales y accedió a las urnas. Por suerte, fue derrotada. ¿Se refieren a estas ideas? ¿Tienen derecho a presentarse los que en lugar de la palabra prefieren el coche bomba, la bomba lapa o el tiro en la nuca? El nacionalismo vasco y el catalán deberían plantearse seriamente si siguen justificando el derecho a acceder a la democracia de quienes utilizan las pistolas como argumento político. Los nacionalistas condenan los atentados y son demócratas. De esto, no hay duda. Pero, el nacionalismo debe sumarse sin ambages a quienes defienden que el acceso a la democracia es sólo para los demócratas. Que los terroristas y sus representantes accedan a la democracia debe tener un precio. Que no se inmiscuyan en la libertad de los otros. Que repudien el asesinato y depongan las armas. Que respeten la discrepancia. Los que no lo hagan sólo les queda el camino que señaló el lendakari de todos los vascos –sí, de todos–, Patxi López: «Nos han enseñado el camino del dolor y nosotros les enseñaremos el de la cárcel». Zapatero desde Europa y Rajoy desde la sede del PP estuvieron a la altura. La unidad es la clave para su derrota. Eso esperamos la mayoría.
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