Oporto
Dos partidos para ganar un año
Dos partidos tiene Abel para ganarse un año de contrato. El entrenador del Atlético no firmó ninguna cláusula que le garantizara la continuidad si el equipo llegaba a la Liga de Campeones. Pero lo normal, si algo normal sucede en este club, es que continúe si logra el objetivo. «Yo siempre voy a pecho descubierto, pero hay un compromiso moral con Cerezo y Miguel Ángel [Gil] de que si estamos en ‘‘Champions'' continuaría», reconoció en la Co- pe. El ex guardameta rojiblanco llegó al Atlético avalado por el va- cío de competidores. «¿Si echas a Aguirre, a quién traes?», decían en el club cuando se les preguntaba por la continuidad del mexicano. Pero encontraron a Abel como solución de urgencia. Y de momento, cumple.
Ha remontado los cinco puntos que le sacaba el Valencia y, por fin, 19 jornadas después, vuelve a ser equipo de la Liga de Campeones. Un camino que ha recorrido con dificultades. Superando destrozos como los que sufrió en Mallorca y en Santander. O el que le hizo Osa- suna en el Calderón.
Uno de los problemas que se encontró Abel a su llegada en la primera semana de febrero era la descomposición del vestuario. Un grupo roto que ha ido cosiendo poco a poco. Había divisiones, «comandos» independientes. Los argentinos; los españoles, liderados por Pablo y Antonio López, y los «portugueses», Maniche y Sei- taridis, que se bastaban el uno al otro. Ahora ya no está ninguno de los dos y, aunque Abel asegura que siempre ha estado «tranquilo», ahora lo está más. Además, ya no se escuchan declaraciones como las de Agüero, después de que el equipo cayera eliminado de la Copa de Europa en Oporto. «Yo no he traído a Abel, lo ha traído el club», dijo el argentino bastante molesto por la suplencia de Forlán en el partido de vuelta.
Para eso, Abel se ha preocupado de «españolizar» las alineaciones. Hasta que se lesionó Antonio Ló- pez sustituyó a Pernía, Pablo recu- peró la titularidad que se le discute desde que en 2006 su nombre apareció en la campaña electoral del Real Madrid y Raúl García mandó al banquillo a Maniche desde el estreno en Huelva contra el Recreativo.
El preparador rojiblanco es un nostálgico de su época de futbolista, cuando el grupo fuerte de los vestuarios lo formaban jugadores españoles y, en su mayoría, formados en el club o con muchos años en la entidad. Eso ya no es posible, pero Abel intenta que la realidad se acerque a lo que él vivió como jugador. En aquella época sólo había dos extranjeros por club. Esta temporada, Aguirre formó algunas alineaciones sin ninguno en el césped. Y Abel no quiere que se repita.
Desde que llegó al Atlético, Abel ha trabajado la defensa. Comenzó adelantando las líneas, inspirado por su «maestro» Arrigo Sacchi. Y ha acabado componiendo una línea de atrás consistente a pesar de las ausencias. Como hizo el domingo pasado, cuando situó a Ujfalusi como lateral derecho, an- te la ausencia de especialistas, y a Domínguez en el centro de la de- fensa. El experimento funcionó y muestra también que Abel confía más que Aguirre en la cantera. Aunque sea por obligación.
El Atlético, mientras, sigue buscando entrenador. Por si acaso. Juande Ramos quedará libre y con casa en Madrid. Y es uno de los favoritos de los dirigentes rojiblancos, que también han pensado en Quique Sánchez Flores, a pesar de su pequeño fracaso en Portugal con el Benfica. Ganó la Copa, pero ha quedado fuera de la Liga de Campeones. Valverde, Schuster y el «Cholo» Simeone, que sigue pensando que algún día entrenará en el Calderón, son otros de los técnicos que podrían llegar. Pero todo depende de Abel, que se juega un año en los próximos dos partidos.
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