Afganistán
EE UU insta a Pakistán a no ceder
El Gobierno paquistaní tiene varios frentes abiertos, pero ya ha advertido de que no hará concesiones.
EL CAIRO- El primer ministro paquistaní, Yusuf Raza Gilani, ha tenido que tragarse sus propias palabras. Ante la inquietud de EE UU por el acuerdo con los talibanes en el valle de Swat, Gilani reaccionó el martes con las siguientes declaraciones: «No deberían preocuparse tanto, es nuestro país y conocemos mejor la realidad del terreno».Un día después, un millar de guerrilleros avanzaron posiciones hasta tomar el distrito de Buner, una región con un millón de habitantes donde no encontraron mayor resistencia que una Policía incapaz de hacerles frente. Armados con kalashnikov, los talibanes tomaron el control e impusieron sus estrictas normas a la población. El progresivo avance de los insurgentes, situados a tan sólo 100 kilómetros de Islamabad, hizo sonar las alarmas de la comunidad internacional y el Ejecutivo paquistaní tuvo que reconocer que no hay «una vuelta a la normalidad». El Gobierno de Islamabad ordenó el jueves el traslado de 200 efectivos de las fuerzas paramilitares para frenarlos. En unas inusuales declaraciones, el jefe del Ejército, el general Ashfaq Parvez Kayani, dijo ayer que el acuerdo en el valle de Swat «pretende dar una oportunidad para la reconciliación, pero no debe tomarse como una concesión a los insurgentes». «El Ejército está decidido a erradicar la amenaza del terrorismo y no permitirá a los talibanes dictar las condiciones al Gobierno o imponer su modo de vida», agregó Kayani. Su advertencia, junto a la inminente ofensiva del Ejército, llevó a los talibanes a abandonar Buner. Pero con esta exhibición de fuerza en torno a Islamabad, los talibanes han demostrado que quieren imponer la «sharia» (ley islámica) en todo el país. Como advirtió ayer a «The New York Times» Amir Zeb Bacha, director de la Oficina de la Organización Internacional de Derechos Humanos en Pakistán, «los insurgentes mantienen el control y volverán cuando quieran». La Administración Obama no oculta su preocupación ante la debilidad del Gobierno paquistaní y su presidente, Asif Ali Zardari, que se han plegado a las exigencias de los extremistas de imponer su «ley divina» en las áreas tribales fronterizas con Afganistán. Así lo manifestó la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, quien advirtió en su primera comparecencia en el Senado de esta «amenaza global y existencial» en el único país de mayoría musulmana que cuenta con la bomba atómica y es un caldo de cultivo de Al Qaida. Con este objetivo en mente, Washington acogerá una cumbre de jefes de Estado de Afganistán y Pakistán para buscar juntos una nueva estrategia capaz de estabilizar la región. El presidente afgano, Hamid Karzai, y su homólogo paquistaní, Ali Zardari, se reunirán por separado con Barack Obama y después tendrán reuniones a tres bandas el 6 y el 7 de mayo.
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