Caso Gürtel
El «caso Gürtel» a escena
La semana que viene comienza la procesión de imputados por el «caso Gürtel» ante el TSJM, un asunto que pasará sin demasiadas alharacas pese a la pretensión lógica de revitalizarlo por parte del PSOE y de grupos afines, para conseguir desviar la atención de los problemas reales que nos asfixian. La Fiscalía ha dicho tres veces que no hay motivo para imputar al tesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas, a quien los socialistas deseaban hincar el diente para desgastar al PP y poder hablar de financiación irregular en el partido que preside Mariano Rajoy. El caso está políticamente amortizado si la instrucción no revela grandes sorpresas, porque los imputados han sido suspendidos de militancia por la dirección de su partido y los alcaldes de Pozuelo, Majadahonda, Boacdilla y Arganda se han visto obligados a dimitir, porque manejaban dinero público. Ciertamente, la rápida reacción del partido y de los propios encausados desactiva políticamente el asunto, aunque no resta gravedad al caso si, finalmente, se demuestra que el presunto cerebro de la trama, Francisco Correa, fue capaz de corromper a cuatro alcaldes y a tres diputados de la asamblea a cambio de unos cientos de miles de euros. Pero no resulta menos comprometido para el sistema democrático que presumiblemente desde la Policía, se estén filtrando aún conversaciones privadas del presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, que ni siquiera están incorporadas al sumario, con el único objetivo de desacreditar su imagen pública.
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