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El día perfecto para el Getafe

El día perfecto para el Getafe
El día perfecto para el Getafelarazon

No se trataba de un partido de vuelta de las semifinales de la UEFA, ni el rival era el Bayern de Múnich, pero por el aspecto de las gradas del Coliseum, lo parecía. Ni rastro de la apatía de jornadas anteriores ni del «Víctor vete ya». Con el cambio de técnico se han transformado muchas cosas y una de ellas fue el apoyo de la afición para que el equipo no cayera en descenso. Con un ambiente ideal y el esquema que más le gusta a Míchel, el Getafe dio un paso hacia la salvación, que fue más grande por el resto de resultados, todos a favor de sus intereses. La goleada a Osasuna, sumada a las derrotas del Sporting de Gijón y el Recreativo permiten al «Geta» darse un respiro y poner tres puntos de colchón con respecto a los tres puestos peligrosos.

Era una final y resultó más cómoda de lo esperado para los azules, porque esta vez los imprevistos los tuvieron a favor y no en contra, como sucedió en Mallorca. El planteamiento futbolístico de Míchel es constructivo, aunque aún no funciona perfectamente. Con Granero al mando y otros tres jugadores por detrás de Soldado, la apuesta es la de jugar el balón y hacerlo bien, aunque más que la inspiración local, lo que empezó a decidir el partido fue el penalti y la expulsión de Miguel Flaño. Un empujón dentro del área que para Míchel es «clarísimo» y para Camacho «es de los que no se pitan», marcó el resto del encuentro. Granero esta vez no falló desde los once metros y Osasuna, con diez con más de una hora por jugar, lo tuvo casi imposible.

Después de cansarse de protestar al colegiado, los navarros recuperaron la figura y Pandiani estrelló un balón en el larguero. El Getafe no se decidía a sentenciar, aunque este trabajo se encargó de hacerlo Roberto, el portero rival, al tragarse de forma clamorosa un disparo lejano y no muy potente de Granero. Demasiado duro para Osasuna, que no tardó mucho en recibir el tercero, con el que Uche dio paso a la fiesta.

El público respiró y disfrutó, lo mismo que los futbolistas, después de semanas de sufrimiento. Lo que sucedía en el césped dejó de ser importante, porque las buenas noticias llegaban también por el vídeo marcador. Los rivales directos perdían mientras Muñiz Fernández completaba su mala actuación con una roja excesiva a Adrián González. Antes, había convertido un penalti a Granero en una amarilla por simular.

Con Jaime Gavilán lesionado, Míchel apostó por poner a su hijo como titular por primera vez en toda la temporada, y el ex canterano del Real Madrid completó. Otra de las decisiones del nuevo técnico fue condenar a Stojkovic y dar la portería a Ustari.