Valencia
El «ERE» de Teddy Bautista
Una lluvia de octavillas caerá hoy sobre los autores que acudan a la Asamblea General de la SGAE. En ellas, los trabajadores de la entidad denunciarán las reformas laborales que, bajo la presunta amenaza de un ERE, está tratando de aplicar la dirección. «Estamos pagando el pato de la incompetencia manifiesta de los actuales gestores de la entidad», aseguran fuentes del Comité de Empresa.
Los trabajadores ya han recibido un documento en el que se plantean posibles recortes laborales. Así, aseguran que la entidad les propone la prejubilación de los trabajadores mayores de 58 años, alrededor de medio centenar según sus cálculos. Además, los mayores de 55 años tendrían que marcharse cuando alcancen ese tope de edad. Y, finalmente, un número indeterminado de empleados abandonaría temporalmente la entidad para recibir cursillos de formación, con la promesa de regresar al cabo de unos años. «Nos chantajean vilmente con un ERE para que aceptemos estas condiciones», denuncian los sindicatos. «Quieren cambiar el empleo estable por contratos precarios».
Una nueva estructura
La entidad admite que estas propuestas existen, aunque las enmarca en la renegociación del convenio, que comenzó en otoño. Eso sí, fuentes de Recursos Humanos niegan que se haya amenazado a los trabajadores con presentar un ERE para que flexibilicen su postura. «Queremos modernizar una estructura que no puede responder adecuadamente a los nuevos retos que se le plantean», explican desde la SGAE, donde no dan cifras concretas sobre cuántos empleados deberían abandonar sus puestos.
Pese a su célebre celo recaudatorio, las arcas de la SGAE no pasan por su mejor momento. El año pasado, la entidad ingresó 334 millones de euros, un 11,5 por ciento menos que en 2007, por culpa de la crisis. Mientras, el capítulo de salarios del personal fue de 21,7 millones de euros, a repartir entre los 473 empleados que, de media, tuvo la entidad. Sin embargo, el Comité asegura que una parte sustancial de esta cifra, alrededor de un tercio, va a sueldos de altos cargos cuya cuantía es «ultrasecreta».
Para justificar los recortes laborales, la SGAE argumenta que los gastos están «disparados». El Comité admite estos problemas económicos, pero culpan a los «proyectos faraónicos» en los que se ha embarcado la entidad bajo la tutela de su actual presidente, Eduardo Bautista. Entre ellos, destacan la nueva sede en Boadilla del Monte (Madrid), la Torre de la Música de Valencia o la red ARTeria de teatros. «Si nos dedicáramos a lo que nos toca, que es recaudar y repartir entre los autores, no nos veríamos envueltos en problemas de este tipo», aseguran. «En cambio, padecemos los problemas de gestión de unos gestores que no saben explicar para qué está la sociedad».
Golpe de timón de los autores
Los empleados de SGAE también están «muy preocupados»
por el colapso de la reputación de la entidad por los últimos estándalos. Según el Comité, el «desmedido afán de recaudación» de los actuales gestores está dañando gravemente su imagen. «Imagina cómo reciben en los bares a los inspectores que se presentan como empleados de la SGAE», se quejan. «La masa de autores debería dar un golpe de timón contra los gestores que llevan al mando desde hace un cuarto de siglo».
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