Somalia
El Gobierno somalí acorralado por los islamistas
En uno de los combates más cruentos de los últimos meses, las milicias islamistas de Al Shabab y de Hisbul-Islam han avanzado hasta las puertas del palacio presidencial de Mogadiscio, la capital de Somalia y mantienen acorralado al gobierno. Las fuerzas pro gubernamentales no pudieron contener a las guerrillas radicales y se calcula que 25.000 civiles han tenido que escapar de la ciudad. Mogadiscio había sido escenario de numerosos enfrentamientos en los últimos años, pero éste parece haber superado a cualquier otro. El miércoles, la violencia se concentró en torno a la sede del gobierno, en el barrio de Wardigley, así como en el norte de la ciudad, en las áreas de Bondere y Karan. Se estima que más de 120 personas murieron desde que el fin de semana comenzó la ofensiva conjunta de los grupos islamistas Al Shabab y de Hisbul-Islam, acusadas de mantener vínculos con Al-Qaeda. Fuentes militares y de agencias de inteligencia creen que no será sencillo garantizar la supervivencia del gobierno somalí, apoyado por Occidente. La caída del ejecutivo supondría que una zona de enorme interés estratégico caería en manos de milicias islamistas. El actual presidente somalí, Sheik Sharif, asumió el poder en enero y desde entonces ha intentado sin éxito apaciguar a las guerrillas apoyando medidas como la introducción de la Sharia o ley islámica. "Esta intensificación de la violencia es claramente una respuesta a la estrategia del gobierno de extender la mano a los opositores y buscar consenso a favor del proceso de paz", apuntó el subsecretario general de la ONU para Asuntos Políticos, Lynn Pscoe. Por su parte, el representante especial de esta organización en Somalia, Ahmed Ould Abdallah, dijo que la comunidad internacional debe hacer algo. "Lo que hay en Somalia es un gobierno -débil, frágil-, pero un gobierno, y tenemos la obligación moral y política de ayudarle", dijo Ould Abdallah en una reunión de la Unión Africana (UA) en la vecina Etiopía.
Envío de más tropas La UA anunció un nuevo impulso a sus fuerzas en el país, después de que estas tropas hayan sido incapaces de parar los ataques o proveer de seguridad a los civiles.Sierra Leona ofreció el envío de un batallón que aumentaría el número de soldados hasta los 5.000. Actualmente, sólo 4.300 de los 8.000 efectivos previstos inicialmente por la UA se hallan desplegados en Somalia, mientras las guerrillas islamistas cuentan con 6.000 militantes. Estas tropas no constituyen una típica "misión de pacificación", ya que no tienen competencia para intervenir o parar combates, y su misión se reduce básicamente a proteger las instituciones públicas somalíes. Sobre la posibilidad de un envío internacional de tropas a cargo de la ONU, su secretario general, Ban Ki-Moon, dijo en abril que era demasiado peligroso enviar cascos azules para contener esta guerra civil, que azota el país desde 1991. La ONU también advirtió de que la sequía que azota el país ha dejado a la mitad de la población somalí en precarias condiciones, y estimó que 3.2 millones de personas necesitan urgentemente ayuda alimentaria. Este país del Cuerno de Africa, con cerca de nueve millones de habitantes, ha vivido un conflicto casi permanente desde que su gobierno cayera en enero de 1991. Se calcula que más de 16.000 civiles han muerto en ataques desde principios de 2007 y más de un millón de personas se han convertido en refugiados dentro del país.
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