El hartazgo político de los mexicanos favorece al PRI

madrid-El fracaso del PAN en las elecciones mexicanas ha puesto en vilo al presidente Felipe Calderón, quien deberá justificar ante un Congreso que le es adverso los 5.700 millones de euros presupuestados en 2009 para «la guerra contra el narcotráfico» y los nulos resultados en materia de seguridad, pues de enero a junio de este año murieron 3.400 personas, un aumento del 80% en comparación con 2008. A ello se suma una crisis interna del partido gobernante a pesar de que los índices de popularidad favorecen al presidente; un día después de las elecciones, el líder de los conservadores, Germán Martínez, dimitió de su cargo, en medio de fuertes acusaciones de haber designado candidatos sin carrera política. Aunque algunos conservadores creen que se puede negociar con el PRI, el partido de centroderecha que obtuvo 243 diputados y mantuvo el poder durante 71 años, no quiere dialogar. Incluso le exigió al Gobierno federal que abra los ministerios para la oposición, y la líder de ese partido, Beatriz Paredes, ya adelantó que ellos llevarán la agenda legislativa y su prioridad no es la seguridad, sino la economía y el gasto social, así «la guerra contra el narcotráfico» podría haber llegado a su final. El hastío El nivel de abstencionismo llegó al 55,32%. La mayoría de la población expresaba en la prensa y en páginas de internet su descontento con los políticos y aseguraba que el regreso del PRI se debía a que los conservadores «salieron más corruptos». El voto nulo, que no tiene figura legal en México, tuvo resultados inesperados, como muestra del sentimiento de hartazgo hacia la clase política, al crecer a nivel nacional el doble y en algunas ciudades el triple. Sin embargo, las medidas «clientelares» de cada partido fueron decisivas para los resultados del pasado 5 de julio, en el caso del PRI el sufragio se coacciona con los sindicatos, comerciantes y campesinos.