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El paro y el extremismo hinduista tensan el maratón electoral en India

El paro y el extremismo hinduista tensan el maratón electoral en India
El paro y el extremismo hinduista tensan el maratón electoral en Indialarazon

BANGKOK- Hoy da comienzo el proceso democrático más complejo del mundo. Sus cifras marean: 714 millones de votantes y un millón de colegios electorales. Harán falta 27 días para completar unas elecciones que, por imperativos logísticos, se organizan por turnos regionales y en cinco fases. Por su tamaño, pero también por la heterogeneidad del electorado, el espectro político indio es un universo en sí mismo. Entre el galimatías de siglas destaca el partido que lleva determinando los destinos de India desde que se alcanzó la independencia. Y si mitológica es la sombra del Partido del Congreso, no menos renombrado es el apellido de la dinastía que lo controla. A sus 38 años, Rahul Gandhi, hijo, nieto y bisnieto de primeros ministros, es hoy el mascarón de proa del partido. Su alternativa tiene más peso electoral que la del candidato oficial: el premier saliente Manmohan Singh. A sus 78 años, se cree que Singh intentará pasar el relevo a Rahul antes de dos años, devolviendo el trono a la dinastía. Su apuesta es la de siempre, ya que el Partido del Congreso es el único con un programa sólido que integra una visión global de India. Al otro lado de la trinchera se cuadra el ultranacionalista Baratilla Janata Party (BJP), inventor del fundamentalismo hindú, segundo más votado y lanzado desde hace años en una peligrosa deriva ultraderechista que ha puesto precio a la cabeza de los 180 millones de musulmanes indios, inflamando el conflicto con Pakistán y haciendo saltar las alarmas de los servicios de inteligencia internacionales. El apellido Gandhi también tiene aquí representante. Se trata de Varun Gandhi, primo de Rahul y oveja negra de una estirpe que no es ajena a las luchas intestinas. Rehuyendo la herencia de su apellido, Varun representa el bajo vientre del BJP y está siendo procesado por su extremismo. «Cortaremos el cuello a los musulmanes», dijo en el fervor de un mitin. La verdadera novedad la constituye el ascenso de un tercer bloque, inventario de pequeños y medianos partidos cuyo principal punto de encuentro es no orbitar en torno a los dos pesos pesados. Esta opción la forman candidatos regionales y representantes de castas, que no aportan un programa nacional sino que defienden intereses geográficos, de clase y, sobre todo, de las miles de castas en las que sigue dividida India.