Londres
El Partido Conservador ganador de las elecciones locales en Inglaterra
El Partido Conservador se confirma como ganador de las elecciones locales parciales de Inglaterra, mientras que el gobernante Partido Laborista queda relegado a la tercera posición, por detrás de los Liberal Demócratas, cuando se llevan escrutados los votos de 30 de 34 autoridades municipales.
Según una proyección de la BBC, si los resultados registrados en los comicios celebrados el jueves se extrapolaran a unas elecciones generales, los "tories"obtendrían un 38 por ciento de los votos, frente al 23 por ciento de los laboristas y un 28 por ciento de los liberales.
Con casi la totalidad de votos escrutados, los conservadores han ganado siete gobiernos locales -hasta un total de 29-, entre ellos el feudo laborista de Derbyshire, donde llevaban 28 años en el poder, mientras que los liberal demócratas se ha hecho con la municipalidad de Bristol.
Los "tories"también han conquistado Staffordshire y Lancashire, donde el Partido Laborista gobernaba desde los 80, además de sumar 217 concejales hasta un total de 1.330.
Los liberal demócratas pierden un municipio y ganan otro -y pierden 8 concejales hasta 439-, mientras que los laboristas pierden cuatro de las autoridades locales que estaban en liza y se quedan sin ninguna, además de perder 250 concejales hasta situarse en 159, de acuerdo con los últimos datos de la cadena pública.
Otros partidos minoritarios suman 34 concejales hasta 159 y 3 gobiernos locales quedan sin control mayoritario de una sola formación.
El primer ministro británico, Gordon Brown, se mostró hoy decidido a seguir al frente del Gobierno pese al varapalo sufrido por el Partido Laborista en las elecciones locales inglesas y a las dimisiones presentadas por cinco de sus ministros.
En una rueda de prensa para explicar la remodelación de su Gabinete, Brown insistió en que él es la persona idónea para servir al país y ayudarlo a superar la crisis económica y parlamentaria.
"Si no creyera que soy la persona idónea al frente del equipo adecuado para enfrentarme a estos desafíos, no estaría aquí", dijo en la comparecencia, en la que también admitió que el laborismo ha encajado una "dolorosa derrota"en las elecciones celebradas el jueves.
Pese a las presiones dentro y fuera de su formación para que deje el cargo, Brown descartó hoy esa alternativa y subrayó que su deber es "acabar la tarea": "No vacilaré. No abandonaré. Seguiré haciendo mi trabajo", aseguró.
El primer ministro atribuyó el descontento de los ciudadanos al reciente escándalo por los abusos de las dietas parlamentarias y la crisis económica, y, aunque aceptó también su responsabilidad, no dio muestras de plantearse abandonar el Gobierno.
Cinco ministros de su Gabinete han dimitido en los últimos días y uno de ellos, James Purnell, que ocupaba la cartera de Trabajo, le invitó a que también se fuera para dar opciones al Partido Laborista de ganar las próximas elecciones generales.
Pero lejos de hacerle caso, Brown insistió hoy en que, pese a los momentos difíciles que viven tanto él como su Gobierno y el país, tenía la obligación de liderar la nación hasta los próximos comicios, previstos para junio del 2010.
"Tengo fe en cumplir con mi deber... Creo en que no hay que abandonar en tiempos difíciles", afirmó.
"No soy complaciente, nunca he sido arrogante -repitió en varios momentos de la rueda de prensa-. No dudo que hemos sufrido una gran derrota. Pero la tarea a la que se enfrenta este país es tan grande que debemos continuar el trabajo".
Tras anunciar la nueva composición de su Gobierno, en la que ha intentado rodearse de presuntos aliados, Brown se centró en enumerar las medidas que piensa aplicar para "hacer limpieza"en la vida política y "liderar el país para salir de la crisis".
Entre otras cosas, prometió la creación de tres comisiones especiales que se presentarán cada semana ante el Gabinete y que se ocuparán respectivamente de la reforma constitucional y del sistema parlamentario, de la política nacional y de las medidas económicas necesarias para afrontar la crisis.
La reforma del Parlamento se ha convertido en una prioridad política tras el escándalo del uso abusivo de las dietas por parte de diputados de todos los partidos, lo que originó una serie de dimisiones y cristalizó las divisiones dentro del Gobierno laborista.
De los cinco ministros dimitidos en los últimos días, sólo el de Trabajo, James Purnell, lanzó ayer un desafío directo al liderazgo de Brown, aunque tampoco la hasta esta semana titular de Comunidades, Hazel Blears, ocultó sus diferencias con el primer ministro.
Sin embargo, los ex responsables de Interior y Defensa, Jacqui Smith y John Hutton, expresaron su apoyo a Brown antes de dejar sus cargos, como también lo han hecho los ministros que permanecen, Alan Johnson, David Miliband, Peter Mandelson o Douglas Alexander.
Aunque anoche (con la dimisión de Purnell), parecía que el jefe del Gobierno podía ser derrocado, al final prevaleció la estrategia de quienes creen que es mejor mantenerle en el poder para fortalecer el partido antes de unas elecciones generales, que, de celebrarse hoy, según las encuestas relegarían al laborismo al último lugar.
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