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El presidente de Madagascar dimite y traspasa el poder a una junta militar

El presidente de Madagascar, Marc Ravalomanana, dimitió hoy después de la presión ejercida durante casi dos meses por el líder de la oposición, Andry Rajoelina, quien acusó al mandatario de malversación de fondos públicos y de violar la Constitución. En un comunicado en el que explica que su decisión fue "difícil de tomar pero necesaria en el interés supremo de la nación", Ravalomanana disolvió por decreto su gobierno y traspasó el poder a un directorio militar dirigido por el oficial más antiguo y de mayor grado dentro de las fuerzas armadas malgaches. De acuerdo a este decreto, la jefatura de este directorio le correspondería al vicealmirante Hyppolite Ramaroson, lo que podría extender el conflicto político al ámbito castrense dado que el coronel Andre Ndrianarijaona, que respalda a Rajoelina junto con otros mandos militares y policiales, se ha designado a si mismo jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Poco después del anuncio de Ravalomanana, cuatro generales del directorio militar fueron arrestados por efectivos del Cuerpo de Administración del Personal y Servicios del Ejército de Tierra (CAPSAT), que comanda Ndrianarijaona. El arresto se produjo en la sede del episcopado de Antananarivo, donde los militares estaban reunidos con el pastor protestante Lala Rasendrahasina, representante de la Confederación de Iglesias Cristianas (FFKM), que ha tratado de mediar una solución de la crisis, y que también fue detenido, según pudo constatar Efe. Según el decreto presidencial el directorio militar tiene la misión de organizar un foro nacional para debatir una eventual modificación de la Constitución, revisar el código electoral, preparar un reglamento de los partidos políticos y organizar elecciones generales en los próximos 24 meses. En su nota de dimisión, Ravalomanana encarga a la junta militar "tomar todas las decisiones que considere necesarias para restaurar el orden público, promover una auténtica reconciliación nacional y favorecer el desarrollo económico y social"del país. "El respeto de la Constitución es sagrado y el restablecimiento de la paz social es primordial", señala Ravalomanana, que agradece al pueblo malgache la colaboración que le brindó durante su mandato y también a la comunidad internacional los esfuerzos realizados para buscar una solución a la crisis. Entretanto, efectivos de la facción del Ejército que responde a Ndrianarijaona y Rajoelina mantienen ocupado el palacio presidencial de Ambohisorohitra, en el centro de Antananarivo, la capital de Madagascar, al que entraron por la fuerza en la víspera. Al menos dos tanquetas blindadas y varias decenas de soldados rebeldes del CAPSAT vigilaban el edificio Fuentes allegadas a Rajoelina indicaron que el líder opositor ha rechazado el traspaso del poder hecho por Ravalomanana a una autoridad militar y se ha autoproclamado jefe de una "alta autoridad de transición"para gobernar el país. Mientras tanto, Ravalomanana permanecía hoy en el palacio de Iavoloha, a unos 15 kilómetros de Antananarivo, protegido por la guardia presidencial y cientos de seguidores que se habían concentrado en las cercanías, después de cruzar la carretera en automóviles para impedir el acceso a los militares golpistas. Un representante de la Embajada de Estados Unidos se ha desplazado a Iavoloha para garantizar la seguridad de Ravalomanana, cuya familia abandonó Madagascar la semana pasada y a la que él también podría seguir próximamente, según emisoras locales de radio. Rajoelina, que pidió repetidamente el apoyo militar para derrocar al presidente e imponer su propio Gobierno, solicitó ayer la detención de Ravalomanana, al tiempo que rechazaba una propuesta de éste de convocar un referéndum para resolver la crisis, que se inició en enero y a causa de la cual han muerto unas 140 personas. Ravalomanana fue reelegido democráticamente para un segundo mandato en 2006 y éste finalizaba en 2011, cuando debían celebrarse nuevos comicios en los que Rajoelina no podía presentarse, ya que la Constitución malgache exige que los jefes del Estado deben superar los 40 años y él tiene sólo 34.