Extremadura
El sector nuclear amenaza con movilizarse si cierran Garoña
Los afectados piden una reunión urgente con Zapatero
Los trabajadores de las centrales nucleares están dispuestos a plantar cara al Gobierno si toma la «injustificada» decisión de cerrar Garoña. La Federación Española de Asociaciones Profesionales de Personal con Licencia de Operación de Centrales Nucleares (FELO) anunció su «disposición a llevar a cabo todas las iniciativas que se consideren necesarias para la defensa de sus puestos de trabajo». Es decir, una amenaza de movilizaciones si el Ejecutivo opta por la clausura.
Tras esta medida subyace la convicción de que Garoña es la punta de un iceberg tras el que vienen Almaraz, en Extremadura, y el resto de centrales españolas. Lo que no está en juego es el abastecimiento energético de España. «Somos gente seria, no tomaríamos nunca una medida como ésa», subraya el vicepresidente de FELO, Rafael Cruz. Tampoco lo podrían hacer por ley, ya que «el suministro debe estar garantizado», pero sí parece que los trabajadores de la atómica están dispuestos a hacer valer sus puestos de trabajo.
Y mientras, los afectados por el posible cierre de Garoña piden ser escuchados. El comité de empresa de la central nuclear burgalesa y el alcalde de Quintana Martín Galíndez, Rafael González, han remitido sendas cartas (en el primer caso una cada día) pidiendo al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y al ministro de Industria, Miguel Sebastián, una reunión urgente. ¿Respuesta? Hasta ahora ninguna.
Y es que la situación que se vive en la comarca es de tensa espera hasta conocer «si un capricho político nos manda a todos al paro», explica Alberto César González, presidente del comité de empresa de la planta. ¿Confían en ser escuchados? «Deben hacerlo», manifiestan los solicitantes, aunque luego reconocen que «no tenemos votos suficientes para que se interesen por nosotros».
«Ni siquiera nos han dejado explicarnos», lamentan con cierta furia. Además, aunque la gente de Garoña promete dar guerra si se clausura la planta, tampoco el Gobierno ha ofrecido las alternativas que promete. «No hay ningún plan de desarrollo que se nos haya enseñado», explica Alberto César. Tampoco lo quieren.
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