España destinará 4000 millones al FMI

londres- El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, no podía ocultar ayer su sonrisa. Lo de codearse con líderes como Obama o Brown le inspira confianza y tras finalizar la reunión del G-20, a la que volvió estar invitado, como ya pasó en Washington, matizó que España se ha consolidado ya como «una potencia en el ámbito internacional». El hecho de que se presentara a la reunión con una tasa de paro que casi duplica a la de UE pudo hacer que sus compañeros, sin embargo, no se mostraran tan optimistas. El primer ministro británico, Gordon Brown, como a muchos otros de los colegas europeos, le había pedido al líder socialista que mediara entre el bloque norteamericano y el eje francoalemán, separados por su visión sobre estímulos fiscales, pero, al no lograr la cumbre acuerdo alguno en este punto, Zapatero se colocó las medallas asegurando que su papel mediador se había centrado en los paraísos fiscales. «Es el principio del fin», afirmó después de que el G-20 acordara asumir la lista negra de estas jurisdicciones para poner fin «a la etapa de impunidad fiscal inadmisible». «Los paraísos indignan a los ciudadanos y con razón, pero les queda menos tiempo de existencia, desde hoy ha empezado el principio del fin», matizó. Bajo la atenta mirada del vicepresidente del Gobierno, Pedro Solbes, Zapatero remarcó que una de las principales contribuciones de España a la cumbre había sido que todos los países participantes asumieran la lista de la OCDE respecto a estas jurisdicciones financieramente opacas. Y es que, según el líder del ejecutivo, no había otro punto más en el que limar asperezas, ya que no detectó «en ningún momento» un enfrentamiento a ambos lados del Atlántico con respecto al nuevo impulso fiscal. Según Zapatero, hubo una coincidencia generalizada en cuanto a que el esfuerzo fiscal llevado a cabo no tiene precedentes, y consideró razonable esperar a ver qué efectos surte. Por otra parte, Zapatero elogió la decisión de ampliar los recursos a disposición del FMI, que contará con 750.000 millones de dólares adicionales para impulsar el crédito, y explicó que del montante a España le corresponden alrededor de 4.000 millones de euros. Así pues, Zapatero afirmó que el acuerdo alcanzado generará la confianza necesaria para que la recesión «toque fondo» en el segundo semestre del año y fijará las bases de un nuevo orden financiero. Eso sí, no fue demasiado conciso cuando le preguntaron qué repercusiones tendrá este encuentro para los desempleados españoles, ya que para rematar su discurso dijo: «La Historia nos juzgará ante todo por la voluntad que hayamos puesto en la lucha contra la pobreza y la miseria».