Tedax
ETA quema vivo a un policía en Vizcaya con una bomba lapa
GRÁFICO EN EL DOCUMENTO ADJUNTO EN LA PESTAÑA SUPERIOR
ETA había amenazado, en la última entrevista publicada en «Gara», con que, con la llegada del verano, que oficialmente comienza mañana, pondría en marcha una «estrategia político-armada eficaz», fruto de un supuesto debate interno. El objetivo final es conseguir que el Gobierno vuelva a negociar con los terroristas.
El asesinato ayer, en la localidad vizcaína de Arrigorriaga, del inspector del Cuerpo Nacional de Policía Eduardo Antonio Puelles García, de 49 años, puede ser el primer eslabón de esa siniestra cadena que pretende poner en marcha la banda criminal.El agente, con un hermano en la Ertzaintza y que era sobradamente conocido en su barrio, murió como consecuencia de la explosión de una bomba lapa y el posterior incendio que se produjo en su automóvil. El artefacto había sido colocado en su coche, un Citröen C-4, por un «comando» tras recibir la información realizada por los proetarras de la zona.Puelles era jefe de grupo en la Brigada de Información de la Comisaría de Vizcaya. Está dedicado a labores antiterroristas y conocía, por lo tanto, los sistemas de actuación de los pistoleros. Era de los que tomaban precauciones para evitar atentados. Lo que ha podido ocurrir en este caso es que el artefacto explosivo estuviese escondido en algún recoveco, entre la rueda trasera derecha y el depósito de la gasolina, que hacía imposible su visión de un examen exterior, que es que suelen realizar los agentes antes de poner en marcha sus vehículos.El atentado se produjo a las 9:05 de la mañana en la calle Santa Isabel, donde tenía su domicilio el agente, al igual que sus padres. Esta zona es limítrofe con el barrio bilbaíno de La Peña, donde, en los últimos años, han sido cometidos otros dos atentados, uno de ellos con bomba lapa.El coche del agente estaba estacionado en un aparcamiento sin vigilancia ni videocámaras. El policía subió a su vehículo, lo arrancó y se puso en marcha para dirigirse a la comisaría de Indauchu, en la calle Gordoniz de Bilbao. Las bombas lapa tienen un sistema de activación formado por un ampolla de mercurio, que cierra el circuito al producirse el movimiento del coche.La explosión, que fue de una gran potencia, y el posterior incendio, hicieron imposible que algunos vecinos pudieran socorrer al agente pese a que éste pidió desesperadamente ayuda. Los servicios de socorro médico, que acudieron poco después del atentado, tampoco pudieron acercarse hasta que los bomberos sofocaron las llamas, casi una hora más tarde. Para entonces el policía estaba muerto y había quedado calcinado. Al tratarse del asesinato de un policía nacional ha sido este Cuerpo el que se ha hecho cargo de las investigaciones.El levantamiento del cadáver de Eduardo Puelles fue realizado a las 12:15 horas, momento en el que se levantó el cordón de seguridad. A esa hora ya se habían dado cita en el lugar numerosos dirigentes políticos, con el lehendakari Patxi López y el consejero de Interior a la cabeza.
Un método cobarde para asesinarLa bomba lapa es uno de los sistemas más cobardes de los que utiliza ETA para atacar a sus víctimas. Los terroristas no corren prácticamente ningún riesgo. Colocan el artefacto durante la noche en el vehículo de la persona que pretenden asesinar. El artilugio lleva una especie de seguro de distancia que no cierra el circuito eléctrico durante un tiempo, el suficiente para que los pistoleros puedan estar lejos del lugar por si falla algo. A partir de ese momento, será el movimiento del coche el que provoque la explosión. Una ampolla de mercurio –antes era un sistema de péndulo– conecta el iniciador del explosivo con la batería de electricidad y se produce la detonación. Cerca de cuarenta personas han sido asesinadas por ETA con este tipo de bombas a lo largo de su siniestra historia. La anterior acción criminal fue la muerte de dos policías en la localidad navarra de Sangüesa, en 2003.
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