Iglesia Católica

Familia viva

La Razón
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«La Iglesia está viva. La Iglesia es joven. La Iglesia lleva en su entraña el futuro de la humanidad». Me resultaron especialmente bonitas estas palabras cuando las oí a J. Ratzinger en el entierro de Juan Pablo II. Pero más bonitas aún me resultaron cuando contemplé el impresionante espectáculo de la Jornada Mundial de la Familia, celebrada en Valencia en julio de 2006, con la presencia del papa Benedicto XVI. Miles y miles de familias numerosas, españoles en su mayoría, padres jóvenes, niños a raudales de todas las edades, bastantes abuelos en cada núcleo familiar, jóvenes por todas partes. Como si el viejo cauce del Turia se hubiera inundado de una vitalidad nueva, que llenó de alegría la ciudad de Valencia. En aquel espectáculo impresionante verifiqué la belleza de las palabras antes citadas. La fiesta de la Sagrada Familia este domingo 30 de diciembre, convocada por el cardenal-arzobispo de Madrid en el marco de la misión diocesana, y secundada por todas las diócesis españolas vuelve a ser un torrente de vida y de vitalidad, que llena el corazón de esperanza en esta sociedad decrépita. Familias de todos los lugares de España, familias numerosas con abundantes hijos, padres jóvenes, bastantes abuelos y muchísimos jóvenes se reúnen en Madrid este domingo para expresar en tono de fiesta y de alegría que la familia cristiana funciona. La familia fundada en la unión estable del varón y de la mujer, de donde brota la vida. La familia en la que la fidelidad de los esposos es fuente de felicidad para ambos, es fuente de seguridad para los hijos. Una familia que aspira a ser numerosa, porque ama la vida y desafía con audacia las dificultades que encuentra, porque la anima una esperanza que traspasa el muro de la muerte con la certeza de un más allá eterno para el que nacemos y para el que queremos que nazcan muchos otros. Hace 25 años Juan Pablo II proclamó en Madrid este mensaje cristiano. Hoy constatamos visiblemente el fruto de aquellas palabras. Esta familia tiene futuro, la familia cristiana construye la historia. Es un bien que hay que proteger, no es un mal que haya que destruir. Quien apueste por este tipo de familia tendrá éxito, porque este es el plan de Dios, que satisface el corazón del hombre.

*Obispo de Tarazona