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Florentino volverá

La Razón
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Martes, 4: más Villar

Dios no juega a los dados, pero los dados de la suerte existen y vuelven a sonreír a Villar. Qué le vamos a hacer, señor Lissavetzky. Paciencia. El señor Lissavetzky, como buen socialista, está preparando una nueva versión del «decreto Porta». El PSOE, cuando González vivía en La Moncloa, se sacó del magín de su poder un decreto, nada democrático, para cargarse a Pablo Porta:

–Es que si no lo guillotinamos así, seguro que vuelve a ganar en las urnas– argumentaron en voz baja sus «verdugos».

Los dados de la suerte han alineado a España, en la primera fase de la Eurocopa, con Suecia, Rusia y Grecia. Y dice Luis que «es un grupo accesible». Lo es. Pero no hay que fiarse. Ni confiarse. Como los dados bailan su suerte a favor a Villar, es de esperar que el «decreto antiporta» en versión Lissavetzky no se cargue al presidente de la Federación antes de la Eurocopa. Uno no es, exactamente, supersticioso, pero cree en los hombres con suerte.

Miércoles, 5: Severiano

No hace tanto tiempo, que el tiempo siempre tiene prisa y por eso pasa tan deprisa, Severiano Ballesteros era el «Spanish Matador», el número uno en la galaxia del golf. Leo la entrevista que le hace en «La Vanguardia» Ima Sanchís. De origen humilde, hoy, a sus cincuenta años, confiesa que sus éxitos en el golf se los debe a la sofrología (ciencia que estudia el equilibrio psicofísico del individuo), que no le gustan los políticos, «se mueven por los votos», y que su religión es «hacer bien las cosas».

Jueves, 6: Calderón

El presidente del Real Madrid, Ramón Calderón, que no trabaja, qué suerte, se compara con el mito y dice que Bernabéu también «vivía sin trabajar». Los mitos, los mitos. El mito de los locos pretenciosos es Napoleón, «yo soy Napoleón», dicen.

Los sucesores del mito Bernabéu quieren ser como él, pero don Santiago que, en efecto, vivía sin trabajar, más bien malvivía. Pobremente, con un «yate» que era una chalupa de remos (la bautizó enfáticamente con el nombre de «La Saeta Rubia») y fumando puros apestosos. Como era un dandi de la retranca y el exabrupto ingenioso, un día me soltó: «¿Que por qué tengo de vicepresidente a Muñoz Lusarreta (rico empresario de teatros y cines)?.. Fuma habanos Pertegaz y Montecristo. Lo reconozco: me tiene soborna- do con sus carísimas cajas de puros». Puros que él cambiaba por tagarninas en un estanco que había junto al teatro Alcázar. Viajaba en autobús y gastaba trajes desgastados. No trabajaba, es verdad, pero era pobre de solemnidad, y pobre murió. Don Santiago sigue siendo el Júpiter de la capitalina galería de presidentes del Real Madrid. Era, además, conversador inteligente, divertido y cachondo. «¿Mi mujer? Ahí está. Cada vez más gorda, pero cuanto más engorda, más la quiero. Que engorda tres kilos, la quiero tres kilos más». Todavía nadie después de él. Podría aproximársele, si vuelve (me fío de mi fuente: será a no tardar), Florentino Pérez, a cuyo dolor, por la muerte de su hermano Ignacio, me sumo cristianamente. Florentino, de momento, dejó en el Real Madrid, como tarjeta-oro de visita, Valdebebas. El señor Calderón, en mi sentir, está a años galácticos luz del mito don Santiago y del mito «Midas», como empresario, Florentino.

Domingo, 9: arte

Si el boxeo es el arte de golpear y de que no te golpeen, el fútbol es el arte de hacer goles y de que no te los hagan. El artista que impide los goles en el Madrid es Casillas. Cada vez, más artista.