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Almería

El Real Madrid se desploma

La «Vecchia Signora» rejuvenece con la dosis de gerovital que le ha dado Schuster, en el papel de la doctora Aslan 

La Razón
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madrid- Desplomado. El Real Madrid patinó en Turín y a partir de ahí entró en barrena. Perdió en Copa con el Real Unión en Irún, el Almería le ruborizó en la Liga y la Juve, sin Buffon ni Camoranesi ni Trezeguet, volvió a derrotarle. Un traspié tras otro en tres torneos diferentes. La «Décima» empieza a convertirse en misión imposible, al menos esta temporada. Se puede culpar al árbitro de este encuentro de ignorar un par de penaltis favorables al Madrid; pero no se puede obviar que el Madrid se ha extraviado. Corre mal, juega peor y Schuster, de nuevo víctima de Ranieri, no sabe cómo hacerle reaccionar.


 

Barak Obama ha ganado las elecciones presidenciales en Estados Unidos, tal y como presagiaban los sondeos, y, como estaba previsto, se ha lesionado Robben. Este magnífico futbolista era frágil en el Chelsea y esa condición no ha desaparecido con su traslado a Madrid. Mala, muy mala noticia para Bernd Schuster, quien, si con este holandés tenía un equipo cojo en los extremos, sin él apenas ofrece como alternativa una pata de palo. Drenthe, el sustituto, atropella la razón, no mide su fuerza y, desbocado, es presa fácil para el contrario. No es remedio.


 

El adversario de ayer era la Juve, un equipo de veteranos que en el primer tiempo se adelantó en el marcador y dio una lección de profesionalidad a la muchachada madridista, de aspecto indolente y arranques inocuos.


 

Cuando el Madrid visitó Turín, la Juventus de Claudio Ranieri era un equipo en avanzado estado de descomposición. Con más hombres en la enfermería que en el banquillo, con un cúmulo de resultados adversos que situaban al técnico al borde del abismo, recibió al aspirante a la «Décima» y dejó a su prometedor entrenador en pañales. Ganó el partido y a partir de ahí, momento mágico, resucitó en el «Calcio», donde ahora encadena victorias.


 

El Madrid ha sido para la «Vecchia Signora» como el bálsamo Fierabrás, o mejor, como el gerovital de la doctora Aslan. Ha rejuvenecido hasta tal punto que también en el Bernabéu tuvo coraje para adelantarse en el marcador. Y fue Del Piero, como entonces. Y tiene delito el asunto. Alessandro, de la quinta de Raúl, sólo necesita un mínimo espacio para despertar su calidad. Recibió el regalo de Guti, se movió un par de metros, Guti no le siguió, «pasota», no le siguió y, desde la frontal, tiró ajustado al palo con la izquierda y Casillas no llegó.


 

Quien sí había llegado, al palco, era Maradona, pero cinco minutos tarde. Quería el flamante seleccionador argentino ver a Gago y a Higuaín. Schuster sólo alineó inicialmente a Heinze, en esta ocasión central, y Marcelo, lateral izquierdo. Don Bernardo prefirió a Guti junto a Diarra, aunque Gago no fue el peor en Almería. Don Bernardo demuestra también más devoción por Raúl «quiero y no puedo» que por la juventud rabiosa de Higuaín. La conclusión del primer tiempo fue que sin Robben, con Drenthe y el sobreesfuerzo de Sergio Ramos para subir por la banda, la Juve ganaba 0-1. Pudo empatar Sergio, pero se le fue alto el chut, delante de la portería, y Diarra le privó de un buen remate de cabeza.


 

De nuevo encogidos, pero muy bien dispuestos, con las líneas muy juntas y un atisbo de miedo en sus escasísimos contragolpes, los pupilos de Ranieri intentaron no perder la compostura, ni el botín obtenido, en el segundo tiempo. El Madrid, naturalmente, salió a ganar; pero no contaba con la inspiración, o la falta de ella, del árbitro holandés. Dos penaltis se tragó en un minuto, uno de Chiellini a Van Nistelrooy, algo más que una carga y sin balón, y otro descarado empujón y consiguiente derribo de Legrottaglie a Raúl.


 

Desorganizado y anárquico, sin que el árbitro mirase lo mínimo por él, el Madrid tocó fondo, o quizá no, cuando inmediatamente después de que Higuaín supliera a Sneijder, no a Raúl o a Drenthe, la Juve hiciera el segundo. Me recordó al tanto aquél que encajó el atlético Coupet en el Camp Nou... Casillas se desgañitaba para organizar la barrera y la barrera se colocó mal, tan mal que Del Piero marcó, esta vez con la diestra, sin necesidad de superarla. No encontró obstáculos.


 

Pieter Vink, el colegiado, había intervenido con su abstencionismo en mantener inmaculado el marcador de la Juve. Si hubiese pitado aquellos dos penaltis... Mas, con ser eso criticable y antirreglamentario, no es menos determinante en el resultado el inconcebible y paupérrimo fútbol del Madrid y las facilidades defensivas que otorgó en cada uno de los tantos encajados.


 

El Madrid de Schuster, ahora también sin extremos, se difumina como equipo. Es un conjunto inconexo con futbolistas desquiciados. A Sergio Ramos todo le sale al revés, desde aquellas declaraciones; ni Guti ni Raúl demuestran capacidad para devolverlo a la cima; la plantilla es corta,y coja, y el fútbol, escaso.


 

Al final, Maradona vio a Saviola, detalle de Schuster. Como si no hubiera salido. Formó parte del horror y, como sus atropellados compañeros, tendrá que jugarse la clasificación con el Zenit, posiblemente en el Bernabéu. ¿La Juve? Clasificada, doctora Aslan.