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Ionesco gana la partida

Juan María Gual dirige «La lección» en la Sala Pequeña del Teatro Español ¿ Los actores Manel Barceló, Maica Barroso e Itziar Miranda la protagonizan

Ionesco gana la partida
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Adelaida Marín - Madrid

Puertas detectoras de metal y un comecocos cuya partida no cesa durante toda «La lección» de Ionesco. El escenario de lo absurdo se instaló ayer, con las reglas del juego incluídas, en la Sala Pequeña del Teatro Español, y, con él, Joan María Gual, uno de los pocos referentes del teatro catalán que se enfrenta por segunda vez con el mítico texto del dramaturgo rumano: «La primera versión se estrenó en 1964, en Barcelona, y fue con el "Group A 71". Ésta viene con un elemento nuevo, el juego. Se plantea como un videojuego de comecocos», aclara Gual, que animado por Mario Gas, director del Español, vuelve a Madrid después de muchos años para quedarse hasta el próximo 21 de junio, aclara el director catalán, que en su trayectoria se ha centrado más en la programación, que no gestión teatral, al frente de proyectos de envergadura como el Festival Grec, el Mercat de las Flors, la Ciudad del Teatro de Barcelona y el Festival de Peralada, del que es director desde 2006. «La labor de llevar a cabo y elaborar la programación de un teatro, puede ser tan creativa como el propio hecho de dirigir una obra», garantiza.

Con preferencia

En «La lección», una vivaz mujer de 18 años (Itziar Miranda) acude a un profesor (Manel Barceló) para ampliar sus estudios de bachillerato con clases de aritmética, lingüística y filología. «Todos somos la alumna, la ingenuidad, la frescura y el descaro de la juventud. El profesor, sin embargo, intenta hacerle ver su sabiduría con prepotencia y no se centra en lo que debería ser su objetivo, enseñar», comenta Itziar Miranda. La acción avanza a medida que la relación de poder entre el profesor y la alumna crece en tensión: mientras ella pierde su vitalidad, él va imponiendo su dominio. Detrás de ellos está la sirvienta, interpretada por Maica Barroso, que también representó a la alumna en otras versiones. Es el tercer personaje de la obra al que Gual le ha concedido esta vez un papel fundamental: «Ella representa el poder que mueve los hilos y consigue sus objetivos a través del profesor. Es el poder que no tiene cara, ni ojos, que físicamente no existe, pero que determina a las grandes potencias lo que deben hacer», explica el director, que admite que esta obra es una metáfora que intenta hacer abrir los ojos del público, una reflexión sobre los problemas sociales que existen en la actualidad.

Cuando habla de este nuevo encuentro con la obra lo explica así: «Retomarla otra vez y ponerla en escena ha sido una oportunidad para hablar de cosas que me molestan, de cómo se organiza el poder y de los tentáculos que extiende, por ejemplo», explica Gual, que añade que el texto de Ionesco está salpicado de «gotas de humor negro» y que, pese a ser una tragedia, el público abandona la sala con «una sonrisa helada».