Benedicto XVI
Justicia y evangelización contra la brujería en África
El estadio «Dos Coqueiros» de Luanda (Angola) reunió ayer a decenas de miles de jóvenes llegados de todo el país para rezar con Benedicto XVI, durante la segunda jornada del Papa en la capital. Durante la misa previa al encuentro, celebrada en la iglesia de San Pablo, el Papa pidió a los católicos que combatan el miedo a la brujería y al espiritismo en África, ofreciendo la palabra del Evangelio a todos aquellos que estén «desorientados» y que vivan asustados por los espíritus, el mal de ojo y los poderes ocultos y que, como recordó el Pontífice, llegan a sacrificar a niños y ancianos de la calle por considerarles brujos. El Papa se refirió a Cristo como salvador de estos miedos, quien «ha vencido a la muerte y a los poderes ocultos». Recordó la llegada de los primeros misioneros a esa zona de África y cómo en el año 1506 se creó el primer reino cristiano subsahariano. Pidió a los religiosos que presentasen a Cristo a la población para «dar la posibilidad de encontrar la verdad y la alegría de haber encontrado la vida». Al culminar esta ceremonia, el Papa regaló a la iglesia de San Pablo una estatua de madera de tilo por motivo de la celebración del nacimiento de este santo hace dos mil años. Al encuentro del estadio «Dos Coqueiros» acudieron miles de jóvenes que fueron víctimas de la guerra civil que sufrió Angola durante 27 años. El Pontífice se mostró conmovido y instó a todos los jóvenes a que tuvieran fe en Dios. «No tengáis miedo a tomar decisiones definitivas, que son las que no destruyen la libertad y crean la justa dirección para llegar a cualquier cosa en la vida», señaló el Papa. Subrayó también que la actual cultura individualista y hedonista es contraria al compromiso y avisó de que si el joven «no se decide, corre el riesgo de no poseer una madurez completa». En este sentimiento de compromiso con la vida, Benedicto XVI subrayó que «no hay dudas de que la vida tiene sólo valor si se tiene el coraje de la aventura» y recalcó que «el Señor no os dejará jamás sólos». Hubo que lamentar la muerte de dos jóvenes como consecuencia de una avalancha humana que se produjo cuando se abrieron las puertas del estadio. Otras veinte personas resultaron heridas, pero ninguna de gravedad.
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