Nueva York
«La actitud del Príncipe Carlos no es democrática»
El heredero de la Corona británica interviene para paralizar un proyecto del arquitecto en Londres
En su estudio, situado en Hammersmith, a orillas del Támesis, trabajan 140 personas en proyectos que se realizan en todo el mundo, incluida España. Su obra de envergadura más reciente ha sido la Terminal 4 de Barajas. Tiene una visión muy social de la arquitectura: cree que un buen edificio puede transformar el territorio y «crear una ciudad compacta en la que vivan ricos y pobres, donde no hayan guetos». Es autor de obras tan rupturistas como el Centro Georges Pompidou, que hizo, en 1977, con Renzo Piano, un edificio que sacaba todas las tripas de servicios fuera, algo distintivo, junto a la alta tecnología empleada en sus trabajos posteriores. Ahora vive una agria polémica con el Príncipe Carlos, cuya exquisita sensibilidad arquitectónica le ha llevado a intervenir para bloquear un gran proyecto de Rogers en Chelsea.-Ahora todo puede ser un edificio, este vaso y esta botella. ¿Así ve usted la arquitectura?-La arquitectura tiene muchos detalles que van de lo micro a lo macro. Es cierto que existe el riesgo de que un objeto pueda diseñarse en Dinamarca y utilizarse en Londres o Madrid, pero un edificio no, porque debe relacionarse con la ciudad en la que se va a construir y con su manera de vivir. -¿Y construir en España?-Hay que saber lo que hay alrededor y las personas que viven. No es un problema de producción: puedes construir con acero de Alemania o emplear ladrillo, que en España es muy bueno. -Siento decirle que en España, para referirse a la crisis de la construcción, se habla de la crisis del ladrillo. -Yo hablaría de crisis de la avaricia, nunca de crisis de la arquitectura. La demanda está saturada, pero, no crea, aquí hemos tenido el mismo problema. -¿Y cómo arquitecto qué lección pude extraer de esta crisis?-Mi opinión es que hay que producir de otra manera y gastar dinero en transporte público, en ordenación urbana, en espacios públicos, en escuelas y hospitales. Esto crea trabajo y especialmente en el sector de la ecología, porque hay que edificar de otra manera y utilizar energías alternativas. El problema es que esto es una inversión a largo plazo y los bancos también deben aprender esta lección y cambiar. -Se suele decir que en España se ha hecho buena arquitectura, pero el problema que más preocupa es el de la vivienda. -Sí, claro, es que hay que vivir en una casa, pero vivir en determinados tipos de casas no es sostenible porque se basa en el coche. Muchos quieren vivir en un casita en las afueras, pero esto sólo conduce a una ecuación nefasta. -Usted propuso al Ayuntamiento de Barcelona construir casas de 30, 45 y 60 metros cuadrados.-Hemos desarrollado una casa que se construye en una semana con materiales prefabricados, con dos niveles, y se puede hacer una producción en masa. Hay que cambiar... Vivir en la ciudad antigua es mejor que vivir en los suburbios. No tenemos que copiar el pasado, pero hay que aprender del pasado. -Usted está asumiendo la tarea de un verdadero líder político.-Esa es una labor de todos porque los políticos tienen demasiado poder. Soy consejero del alcalde de Barcelona y del de Londres y siempre les planteo que la ciudad no debería expandirse más. Deben construir en terrenos en desuso antes que hacerlo en la periferia, algo que crea más comunidad, mientras que en las zonas deshabitadas del centro de las ciudades lo único que sea crea es miedo. El alcalde de Londres defiende esta posición y el parlamento aprobó una ley para que se construya en dichas zonas y, si no existe este terreno, donde se haga tiene haber un control. El resultado es que en diez años Londres ha crecido un millón. La verdad es que son leyes hechas a partir de la arquitectura. -Parece que le escuchan y que tiene usted influencia.-El tema reside en que es preferible tener una casa en la ciudad aunque las puertas no cierren bien y haya goteras a tenerla en una urbanización o en medio del campo, porque aunque esté entre árboles consume más energía. -Va a acabar con el ideal de vida hipi.-Aquello no fue una mala experiencia, pero aunque pensamos que vivir en una montaña y utilizar el ordenador es muy ecológico, la verdad es que no funciona. -Antes se decía que las estaciones de ferrocarril eran los palacios del pueblo. ¿Cuáles son los palacios ahora? ¿Los aeropuertos? -No, la plaza. El aeropuerto es sólo una puerta de entrada a la ciudad. Las ciudades se mantienen gracias a que hay una sociabilidad, porque la gente puede hablar en la calle. -Entre las casas prefabricadas para jóvenes en Barcelona y el rascacielos que está construyendo para la Zona Cero de Nueva York, ¿cambian mucho sus preocupaciones como arquitecto?-Los buenos proyectos siempre tienen un buen cliente. Son trabajos que responden a necesidades diferentes: Barcelona quiere transformar el marco económico y en Nueva York se trata de hacer oficinas rodeadas de tiendas. -¿También el de la Zona Cero es el mejor cliente?-Ahí lo que hay es un verdadero problema económico. -¿Qué problema tiene el Príncipe Carlos con su arquitectura como para paralizar un proyecto?-Si a una persona se le da un derecho por haber nacido príncipe y utiliza su poder para perseguir a personas de forma privada, eso es inaceptable en una sociead democrática.-¿Todo es una cuestión de gusto?-Sí, pero la clave es que tiene demasiado poder. Podemos no estar de acuerdo, pero podemos discutirlo, pero él no quiere discutir nada. El caso es que el proyecto está paralizado.-Usted también tiene poder, un poder intelectual. -Con un político puedes discubrir, o votar en contra del gobierno, pero no puedes con el príncipe, que está ahí de por vida y ha dicho que no va a discutir. Es una actitud no democrática.
Cita en CaixaForumEl próximo 8 de julio, CaixaForum inaugura una exposición sobre su obra. Con el título «De la casa a la ciudad», Rogers presenta desde sus primeros trabajos a los más recientes: viviendas (como la casa de sus padres), aeropuertos (Madrid, Heathrow o ShangaI), edificios de oficinas (para la compañía Lloyd's) o centros oficiales (el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo). «Yo tengo un lenguaje arquitectónico, y eso lo explicará muy bien la exposición de Madrid, es como escribir, que utilizas palabras, frases, silencios», dice. Entre sus proyectos en marcha en España están la urbanización de las vías del AVE en Valladolid, un parque empresarial en Sevilla, el centro comercial Las Arenas de Barcelona y acaba de ganar el concurso para urbanizar la zona de Garellano en Bilbao. Sobre su método de trabajo, explica: «Yo nunca empiezo con una visión, sino con un análisis del terreno, del programa, de lo que quiere el cliente. El diseño se desarrolla paso a paso. Al principio nadie tiene mucha idea del desarrollo del edificio, es como escribir una novela. Es un error considerar a la arquitectura como un arte abstracto porque tiene que dar respuestas».
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