Alimentación
Zumos contra la gripe
La vitamina C, y por lo tanto los cítricos, refuerzan las defensas y se consolidan como preventivo estrella contra la cepa de la gripe que amenaza esta año con más fuerza.
Mantener activo al sistema inmunológico supone la mejor garantía para enfrentarse a cualquier tipo de infección. Ahora más que nunca es imprescindible aumentar el consumo de cítricos como naranjas, pomelos y kiwis, ya que, por su riqueza en vitamina C, reducen la duración de la enfermedad y alivian los síntomas.
El termómetro ha caído en picado en los últimos días. El frío intenso se ha revelado en forma de nieve y con él, la variabilidad de grados supone un ataque directo a la salud en forma de resfriados y gripes. Cada día, nuestro organismo está expuesto a un gran número de agentes externos como virus, bacterias, hongos y otros patógenos que constituyen el cóctel más dañino para que el cuerpo se resienta y las defensas se encuentren bajo mínimos.
El responsable de hacer frente a estos ataques es el sistema inmunológico que, entre las técnicas de combate que emplea, no sólo es capaz de destruir a los invasores, sino que, además, limita el área afectada y permite su recuperación. El secreto para mantenerlo activo y en plena forma reside en que esté bien nutrido.
Uno por la mañana
Cleofé Pérez-Portabella, supervisora de la Unidad de Nutrición del Hospital Vall Hebrón, de Barcelona, recomienda que «lo mejor es estar bien nutrido. Hay una serie de elementos que favorecen el mantenimiento del sistema inmunitario, entre ellos el aporte de vitamina C.
Por tanto, y como norma general, es bueno empezar el día en invierno con un zumo».
Dotar al organismo de una adecuada ingesta energética está directamente relacionado con la actividad inmunológica.
Por ello, ahora más que nunca hay que tener muy presentes los cítricos. Naranjas, limones, mandarinas, kiwis, pomelos...
Detrás de su intenso color y aroma ácido se esconden potentes antioxidantes capaces de prevenir el amplio abanico de enfermedades del sistema respiratorio. Su elevada concentración de vitamina C los hace muy efectivos ante determinadas infecciones, ya que consiguen reducir la duración de la enfermedad, al tiempo que alivian los síntomas.
Barrera de protección
Para la doctora Rosario Corio, coordinadora de Nutrición de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, (Semergen), «la relación de la vitamina C con el aumento de las defensas del organismo se debe a que ésta participa en la formación de colágeno, un elemento esencial en la construcción de las membranas celulares, creando una barrera que impide que penetren los virus en la célula».
Por este motivo, Pérez-Portabella insiste en que «desayunar un zumo de naranja es muy bueno. Además, también posee fibra y unas pectinas que aportan efectos beneficiosos en el organismo a partir de la fermentación en el intestino grueso, que está relacionado con la inmunidad».
El poder de esta vitamina no se queda sólo en los procesos gripales, ya que también «mantiene la integridad de las mucosas, es cicatrizante y repara los daños musculares tras el ejercicio físico intenso», explica Emilio Martínez de Victoria, catedrático de Fisiología y director del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Granada.
Para asegurar que la ración diaria de cítricos cumple con las necesidades del organismo, Martínez de Victoria expone tres puntos de vista: «Unos dicen que tomar las ingestas recomendadas de vitamina C es suficiente para mantener una función normal del sistema inmune; otros abogan por una saturación más de lo normal para obtener mejores resultados y, por último, las megadosis de dicha vitamina para una óptima función inmune».
En cualquier caso, las pruebas disponibles parecen indicar, continúa el experto, «que es suficiente ingerir una naranja de 200 gramos para cubrir el 150 por ciento de la cantidad diaria recomendada. Por encima de esta cifra, los niveles no cambian».
No sólo es necesario tomar zumos de naranja. Al igual que sucede con el pomelo, los limones son muy ricos en vitamina C y constituyen un excelente bactericida y antiséptico, perfecto para diluir la mucosidad excesiva.
Además, son capaces de activar los glóbulos blancos y las defensas del organismo. Sin embargo, por el grado tan alto de acidez, los expertos desaconsejan un consumo regular y abusivo porque puede dañar la pared intestinal y agravar los casos de gastritis. Por ello, si se rebaja con agua mantiene las mismas propiedades y no daña el estómago.
Existen muchas teorías sobre cuál es el mejor momento del día para que este tipo de frutas hagan más efecto en el organismo.
Lo primero que hay que saber, según Corio, es que «la vitamina C es algo inestable y se oxida fácilmente al exponerse al aire y a la luz, y se destruye a altas temperaturas, por lo que la proporción de vitaminas que creemos que estamos aportando puede sufrir modificaciones». El cuerpo es sabio y por mucho que abusemos de los zumos en esta época, «una vez que el organismo ha tomado la cantidad que necesita, el resto lo elimina por la orina. Eso sí, «en el caso de elaborar uno natural hay que bebérselo recién exprimido o perderá la actividad de la vitamina C», advierte Martínez de Victoria.
En la Fundación Cochrane existen dos revisiones de ensayos clínicos que relacionan la vitamina C con el resfriado común y la neumonía.
En el caso del primero, la ingesta regular de un mínimo de 0,2 gramos al día no tuvo efecto sobre la incidencia en la población normal, aunque redujo levemente la intensidad y la duración de los síntomas. Respecto a la neumonía, se llegó a la conclusión de que la vitamina C, al menos en niños y ancianos, era muy útil entre los que estaban más graves o presentaban mayor déficit de ésta en sangre. Corio insiste en que «el consumo de cítricos es un hábito saludable y no hay que olvidar que al efecto beneficioso derivado de los micronutrientes que aportan se puede añadir el efecto placebo de saber que estamos haciendo algo que puede venir bien».
Son muchas las personas que en esta época del año no sólo intentan mitigar los efectos de la gripe a base de naranjas, limones o pomelo. La gran mayoría piensa que introducir en una batidora multitud de verduras también puede ser de gran utilidad en estos días.
Sin embargo, Pérez-Portabella insiste en que «no es necesario hacer cosas excesivamente raras con la alimentación.Las frutas nos facilitan la elaboración de zumos con un sabor agradable, mientras que las hortalizas nos permiten tomarlas en forma de ensalada o como plato principal. Pero no podemos pretender que estos alimentos nos aporten una buena cantidad de vitamina C».
En su justa medida
Con el fin de ahorrar tiempo y, en muchos casos, dinero, los zumos procesados se han situado en los últimos años como la alternativa perfecta para tomar fruta. El problema surge si todos cumplen y ofrecen las mismas prestaciones en cuanto a la cantidad de vitaminas y minerales.
En este sentido, Corio advierte de que «pueden ser una opción aceptable en algunos momentos, pero sin abusar, sobre todo si llevan azúcares añadidos. Ante esta situación, la información nutricional de la etiqueta nos puede facilitar elegir entre uno y otro». En cualquier caso, continúa la experta, «nosotros recomendamos tomar la fruta natural, a ser posible entera porque aporta fibra».
En el apartado de los funcionales, es decir, todos aquellos a los que se le añaden otros nutrientes para potenciar su acción, Pérez-Portabella explica que «hay muchos a los que se les agregan más vitaminas para evitar que se oxiden. Existen productos comerciales muy correctos y casi naturales gracias a los nuevos sistemas tecnológicos».
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