Historia

Fotografía

La foto de la unidad

La Razón
La RazónLa Razón

María San Gil y Antonio Basagoiti juntos en una foto. Ella, posando con gesto relajado, confiado, casi distraido, la mano en el hombro de él, sin miedo a dejar ver la simpatía evidente. Las miradas de ambos, de afecto y cansancio, de reconocimiento noble y, mutuo, como de dos camaradas que se reencuentran después de la batalla, después de haber sufrido por verse metidos en distinto bando de una guerra triste, artificial y dolorosa que ellos no habían deseado. Lo mejor de esa foto que publicó anteayer este periódico es su naturalidad. Era una foto deseada pero no forzada. Lo forzado fue la guerra. Lo forzado fue usarla a ella, un ser amable y afectivo, como arma arrojadiza. No era una foto para la galería sino algo que cayó como un fruto maduro o floreció como una verdad sencilla y honda; dos amigos mirándose francamente. Basagoiti siempre ha mirado así. Fue él quien plantó cara a Génova cuando se pensó en Loyola de Palacio para sustituir a Jaime Mayor en el PP vasco. «Si somos adultos para morir también lo somos para elegir jefe» dijo entonces Basagoiti. El jefe que se eligió fue María San Gil y Basagoiti le fue leal hasta su dimisión. Y Loyola de Palacio le agradeció que «hubiera ido de frente, no como otros». De frente, como se miran María y Antonio en esa foto balsámica.