Roma
El Barça lo puede todo: fútbol y goles
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Guardiola sienta cátedra ante Ferguson y entrega al barcelonismo el tercer título de la temporada, la guinda, la Liga de Campeones, la tercera Copa de Europa en la historia del club, la culminación de un año histórico en el que también ha conquistado la Liga y la Copa del Rey. Pep dio una lección de humildad a sir Alex antes del partido y una lección de fútbol durante el encuentro. El Barcelona tardó en meterse en el partido, cuando lo hizo, difuminó al, hasta ayer, campeón europeo. Un gol de Etoo y otro de Messi le sentenciaron.Diez minutos tardó el Barça en encontrar el camino, aunque compareció a la vez que el Manchester por el túnel de vestuarios. Dos equipos, dos sueños, un ballet; la mejor de las sinfonías futbolísticas en el Olímpico. Guardiola, en el banquillo, sereno; sus jugadores, nerviosos, fríos, atenazados. El inseparable chicle de Ferguson le delataba, tenso. Cristiano Ronaldo, en su salsa, en divo, con el aura incandescente y el ego en el cielo de Roma. Al minuto disparó, fortísimo; a Valdés se le escapó el balón y Piqué lo despejó cuando Park se aproximaba con las peores intenciones. A balón parado, los problemas barcelonistas se multiplican. Ronaldo volvió a chutar un par de veces, desviado. Messi, Iniesta, Xavi, Henry y Etoo, desaparecidos. A sir Alex le pasaron el «dvd» del encuentro del Barça en Mestalla, mandó presionar arriba, como el Valencia, formó el 4-4-1-1, buscaba el triunfo desde el principio, encomendado a la velocidad y la fortaleza de Cristiano y Rooney. Lo intentaban, más el portugués.A los diez minutos, Iniesta tocó por primera vez la pelota, vio espacios, ni Carrick ni Anderson lo adivinaron; Etoo, sí. Etoo se desmarca por la derecha, le descubre Iniesta, la luz, pase medido; el camerunés burla, literalmente, a Vidic, tira, Van der Sar toca el cuero, pero no puede evitar el gol. El Barcelona, por fin, ha comparecido. Tira de manual y empieza a jugar al fútbol. Aprovecha durante unos instantes el desconcierto inglés, mas se contagia. De nuevo las imprecisiones, las pérdidas de balón, común en ambos conjuntos. Piqué ha visto la primera tarjeta. Falta serenidad.Guardiola da instrucciones; Messi, que echa de menos a Alves, también el Barça, cambia la banda por el centro. Etoo se pega a la cal, Henry apenas interviene y los laterales, Sylvinho y Puyol, no suben. El gol vale un potosí, hay que conservarlo, aunque parece que lo contemplan, y provocar un nuevo despiste defensivo en el United. Al Manchester se le acaban las ideas, el esférico es de su rival, dominador ahora, y le resulta suficiente con andar y controlar. No corre, no lo necesita, ahorra energías; el tiempo avanza muy despacio. El Manchester está hecho un lío, sus líneas son un desbarajuste, pero el Barça no remata porque no es contundente ni arriesga. Ha tenido al United al borde del «ko», medio ido, contra las cuerdas, y le ha dejado llegar al descanso para rehacerse, quizá, en el vestuario. Decía Ferguson antes del partido que «siempre es mejor tener experiencia», en clara y arrogante alusión al inexperto Guardiola. Tocaba demostrarlo.En el equipo inicial de Ferguson sorprendió la presencia de Anderson y Giggs, como la ausencia de Tévez. En la segunda mitad el argentino, más jugador, más carácter, relevó al brasileño. Guardiola mantuvo su once, con Iniesta, felizmente reaparecido, y con Henry, también llegado desde la enfermería. «Titi» tuvo el 2-0 en sus botas (minuto 48), lo hizo todo bien, menos el disparo, intuido por Van der Sar.El veterano portero holandés no se había repuesto del susto cuando Messi reclamó penalti y, sin pausa, una falta de Tévez a Iniesta en la frontal la envió Xavi al poste. El partido era azulgrana, no tenía otro color, pero no terminaba de cerrarse, lo cual era un riesgo para Guardiola, quien hubo de remendar la defensa con Touré y Sylvinho, incluso con Puyol en el lateral derecho, y los cambios en ocasiones, las menos, chirriaban.Mientras Iniesta, Xavi y Messi tenían la pelota, a Ferguson no le llegaba la camisa al cuello. Rooney, como Giggs, Ronaldo, Tévez y Carrick se agotaban persiguiendo mariposas, que picaban como abejas, aunque hubiesen necesitado golpear tan a menudo como Cassius Clay. En éstas, Ferguson, que tiene a Rooney para defender, agotó la paciencia con Park y recurrió a Berbatov..., que vio desde lejos el centro de Xavi y el remate de cabeza, sí, de cabeza, de Messi. El humilde e inexperto Guardiola ya puede enviar al veterano sir Alex su manual. Aprenderá.Y tendría que aprender Ronaldo, amargado por las derrotas. No sabe perder, como su equipo no supo jugar. Al Barça le bastó con el fútbol para someter al Manchester a una necesaria cura de humildad. «¡Visca Barça!» Y viva el fútbol español. ¡Qué gran año!
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