Majadahonda
«La idea era quemar el templo»
Madrid- Siete botellas con capacidad para dos litros cada una, llenas de gasolina, fijadas con cinta aislante a los aparatos de aire acondicionado del tejado y con sendas bengalas enganchadas a ellas. Un dispositivo relativamente casero pero que podría haber sido letal. No se trataba de una táctica de «comandos» en una guerra lejana, sino de un intento en toda regla de reducir a cenizas la iglesia de la parroquia de Santa Genoveva, en Majadahonda, y que falló por poco. De lo contrario, lo que hoy es una parroquia que ha recobrado la normalidad sería tan sólo un puñado de rescoldos humeantes. La acción fue ejecutada por más de una persona, durante la madrugada del domingo. Los saboteadores, según fuentes cercanas a la investigación, movieron un contenedor de basura para lograr acceder al tejado de la iglesia (una estructura prefabricada pero amplia, con capacidad para unas 250 personas sentadas y hasta 500 en total). Una vez allí, montaron el dispositivo y dejaron varios cigarrillos encendidos para que estos prendiesen las bengalas y se dieron a la fuga. La intención era destruir la infraestructura cuando estuviera vacía. Todo falló, porque los cigarros se apagaron, afortunadamente, pero allí quedó la gasolina y las bengalas que los autores no quisieron o no se atrevieron a retirar. El primero en darse cuenta de que algo iba mal, al día siguiente, fue David Benítez, el joven párroco fundador que en un año y tres meses de labor pastoral ha logrado que sus homilías sean de lejos las más populares de toda la localidad. El alcalde de Majadahonda y otras personalidades de la zona son asiduas a sus misas y todos los vecinos creyentes o asiduos al culto hablan maravillas de él.En la segunda misa del día, a las once, se dio cuenta de que había un fuerte olor a gasolina, por lo que al terminar investigó y acabó advirtiendo los botes con la gasolina en el tejado. Alarmado, llamó a la policía local, que inspeccionó los techos y llamó a su vez a la Guardia Civil, que se hizo cargo de la investigación y que aún ayer por la tarde seguía buscando pistas por los alrededores. Benítez dice no tener ni idea de quien ha podido ser el responsable. El día del Corpus, el 14 de junio, hubo algunos incidentes durante la procesión, cuando varios individuos intentaron entorpecer su paso con cánticos e insultos, entonando la internacional e insultando al párroco reiteradamente al grito de «fascista». Benítez, que niega que haya ningún mensaje político en su prédica, «Aquí estoy para transmitir la palabra de Dios, su moral y su liturgia», no cree que aquellos incidentes, que fueron denunciados, tengan nada que ver ahora. Tampoco cree que pueda estar relacionado con los jóvenes que a veces hacen botellón en el descampado cercano. «Muchos hasta pertenecen a la parroquia y los conozco, y jamás he tenido el más mínimo problema con ellos». Afirma, además, que la Guardia Civil le ha confirmado que «no ha sido una simple gamberrada». El caso está abierto.
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