«La izquierda ha perdido la ilusión»

Empresario de éxito y uno de los hombres más ricos de Iberoamérica (es dueño de la aerolínea LAN), Piñera afronta su segundo asalto a la Casa de la Moneda. En el primero, sucumbió ante el ciclón Bachelet, quien pese a todo necesitó de la segunda vuelta para derrotar a este emprendedor tenaz.

–¿Ha fracasado alguna vez?

–Por supuesto que sí. Para poder apreciar la luz del día hay que conocer la oscuridad de la noche. Para tener éxito hay que madrugar, trabajar duro y tener suerte. Ninguna es independiente. Y esa es la historia de mi vida...

–¿Apoya a Zelaya o a Micheletti, su sucesor por las armas?

–Aunque Zelaya promovía un plebiscito contrario a la ley, condeno categóricamente el golpe de Estado. En América Latina hay dos modelos: el de la alianza bolivariana, una «democracia» caudillista con reelecciones indefinidas que se aleja de la auténtica democracia y no conduce a ninguna parte, y un modelo de democracia participativa con economía libre, que es la del desarrollo. La decisión de Zelaya de unirse al modelo chavista fue un tremendo error, pero cada país tiene derecho a elegir su camino por las urnas, nunca por las armas.

–¿Está ya en paz con Chávez?

– Hace meses me desligué de la gestión de mis empresas. Entre otras está LAN, pero las relaciones entre ésta y Chávez están lejos de mi ámbito. Venezuela tiene deudas pendientes con muchas firmas chilenas, incluyendo LAN.

–El combate a la delincuencia es el eje de su campaña. Le acusan de propugnar mano dura.

–El año pasado un tercio de las familias chilenas fueron víctimas de delitos graves y el 80% de los chilenos vive con temor. Queremos quebrarle la mano a la delincuencia. Para eso debemos trabajar más en prevención, aumentar la dotación de carabineros (policías) y lograr que la Justicia cumpla su rol: proteger a los inocentes y castigar a los culpables. Muchas veces da la impresión de que en Chile hacen justo lo contrario.

–También anuncia una reforma sanitaria. ¿De dónde va a sacar los recursos con el PIB plano?

–En los 90 parecía que íbamos a derrotar a la pobreza, pero los últimos años se han desperdiciado. Nos proponemos derrotar la pobreza en 2018, cuando termine nuestro segundo mandato. Para ello, hay que duplicar el PIB con innovación, recuperando la inversión y el emprendimiento, que se ha debilitado. Hay que recuperar la cultura del esfuerzo.

–Lagos y Bachelet van a acabar sus gobiernos con la popularidad muy alta. ¿Lo hicieron bien o los chilenos son conformistas?

–La popularidad de Lagos fue inmerecida. En Chile, los gobiernos tienen un aparato de propaganda enorme muy bien financiado...

–Que le castiga muy duro.

–Desde que me levanto hasta que me acuesto, y si no me levantara también. Sólo les satisfaría que me cortara la cabeza (ríe).

–Lidera usted las encuestas, ¿se ve ya en la Presidencia?

–Estoy convencido. Primero porque la Concertación lleva 20 años en el poder y ha perdido las ideas y la ilusión, y se aferra al poder y a las prebendas por cualquier medio. Y en segundo lugar, porque tenemos un proyecto para el renacimiento de Chile.

–¿Subida de impuestos?

–No. Los mantendré.

–Es usted católico, ¿reducirá la práctica del aborto?

–Soy contrario al aborto porque creo que el Estado debe protejer la vida, incluyendo la del que está por nacer, un ser indefenso. No voy a promover el aborto. El objetivo de la medicina es salvar vidas, no destruirlas.