Hollywood
La mirada oculta de Beaton
Ganó dos Oscar como diseñador de vestuario, fue amigo de las estrellas de Hollywood y, ahora, Sotheby¿s pone a la venta algunas de sus obras.
Nunca tuvo una técnica perfecta ni contó con un estudio fotográfico. Tampoco utilizó en sus comienzos una cámara profesional. Pero su admiración por la belleza femenina y su obsesión por pertenecer a un mundo de lujo y ostentación le llevó a lo más alto. Paseando por Chris Beetles Gallery, uno entiende por qué todos los actores, aristócratas y reyes querían ponerse delante de la cámara de Cecil Beaton (1904-1980). La sala londinense ofrece a partir de hoy una extensa retrospectiva del reputado fotógrafo con una muestra de 83 imágenes que desvelan una auténtica historia personal con detalles no desvelados hasta la fecha. El cuento de hadas comienza con las instantáneas de sus hermanas, a las que Beaton utilizaba como modelos vistiéndolas de princesas con telas que encontraba por los mercadillos. «Su increíble sentido de la estética lo desarrolló para crear los decorados de las obras del colegio en las que participaba vestido de mujer», explica a LA RAZÓN, David Wootton, uno de los comisarios de la muestra. Con estos datos, el hecho de que ganara dos Oscar por sus diseños para «My Fair Lady» y «Gigi» no extraña a nadie. En un principio, sus escenarios eran bastantes recargados, pero su capacidad para crear «mundos fantasiosos» encandiló a las mujeres de la alta sociedad, a las que Beaton se presentaba en las campañas de «charities» que organizaba su madre. De todas conseguía plasmar su lado más bello. Lo hizo incluso con la condesa de Oxford. «No era muy agraciada, por lo que decidió fotografiarla de espaldas», matiza Wootton. La obsesión por moldear sus cuerpos le llevaba incluso a raspar con cuchillas las siluetas. Su relación con Garbo Los remates de este primitivo «photoshop» se aprecian, por ejemplo, en el retrato de la escritora Daphne du Marier, una de las muchas mujeres que posaron para él antes de que lo hicieran grandes actrices como Marylin Monroe, Julie Andrews, Audrey Hepburn y Greta Garbo con la que tuvo una «relación especial». «No era sexual -explica el comisario-, porque él no estaba enamorado de ella, sino de la idea de ella. La llegó a pedir matrimonio, pero la Garbo dijo que no». Durante años, la actriz rehusó ponerse delante del objetivo, pero finalmente fue retratada en 1946. Cuando Beaton hizo pública su relación, Garbo estuvo un tiempo sin hablarle. La muestra recoge varias instantáneas de su época en «Vanity Fair» y «Vogue», y también interesantes poses de Isabel II. Todas están a la venta. A pesar de los precios -algunas rozan las 8.500 libras-, antes de su apertura ya se han vendido muchas de ellas.
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