Libros

Libros

La mitificación de la preparación física

La Razón
La RazónLa Razón

Parece ser que en el Mundial de Suecia, año 58, Brasil tenía tres preparadores físicos en su cuerpo técnico. Fueron pioneros. En España, la primera promoción de especialistas en la preparación física data del año 66. Viví en primera persona el cambio que se produjo en este país con la llegada del preparador físico a los clubes españoles. A principios del año 74, deja el Real Madrid Miguel Muñoz y llega Luis Molowny con un preparador físico. Meses más tarde, al finalizar el Mundial de Alemania, se incorpora Miljan Miljanic con un completo equipo de trabajo (cuatro entrenadores y un preparador físico), algo que los demás copian y se produce una imitación en los otros clubes.

Aquello significó un gran avance, fue una evolución en los sistemas de entrenamiento. Una mayor especialización de las tareas. Se había dado un salto cualitativo importante. De ese modelo, tal vez la excesiva compartimentación de los contenidos es la única desventaja en su planteamiento. Había una división entre la parte física y la faceta técnico/táctica, por la aparición de los preparadores físicos, que venían de deportes individuales y que aplicaron sistemas y métodos de entrenamientos de esos deportes a un deporte colectivo, a un deporte singular y eminentemente táctico.

Es cierto que algunos entrenadores se refugiaron en la mayor formación de los preparadores físicos y le dieron más importancia al control de la condición física, que es mucho más fácil de objetivar, que al progreso táctico de su equipo. En muchos casos el preparador físico se apropió del tiempo de entrenamiento.

Al paso de los años, y gracias a la mejor preparación del entrenador, tienden a desaparecer las parcelas en el entrenamiento y en el trabajo diario se establecen los objetivos atendiendo a los cuatro aspectos fundamentales en la preparación: factor táctico, técnico, físico y psicológico.

Debemos reflexionar de manera sincera sobre la transferencia de aquellos entrenamientos con objetivos solamente condicionales. El fútbol necesita un entrenamiento que tenga como eje del trabajo el propio juego. La mejora en el juego es el elemento clave del entrenamiento. Y buscar que las situaciones de entrenamiento se acerquen al hecho competitivo. ¡Cuántos ejercicios vacíos de contenido se hacen para cumplir el horario!

La mejora en la formación conlleva el suscitar una actitud reflexiva en todas aquellas propuestas que presentamos al jugador en el entrenamiento. Estas reflexiones exigen muchas más explicaciones, propiciadas por la observación de las tendencias tan dispares de los dos grandes clubes (Real Madrid y Fútbol Club Barcelona), en el asunto de sus respectivos preparadores físicos. Las dos, que tienen algo en común, me parecen progresistas. Opino, desde fuera, de dos apuestas teóricas porque desconozco la práctica.

Las declaraciones de Paco Seirul-lo a Ángel Cappa en el diario «Marca» revelan que no le da mucha importancia a los calentamientos, que no es partidario de la carrera continua y que nunca hay que programar dos entrenamientos iguales (me imagino que como factor motivante), descreído de las pretemporadas muy exigentes y por creer que todo el trabajo se debe realizar con el balón. Exagerando un poco, el concepto de la preparación física «no existe».

Por su parte, el jefe de la parcela física del Real Madrid, Walter di Salvo, hace una apuesta por el laboratorio. Pretende el control absoluto de todo lo que rodea a la preparación del jugador. Casi predice el día y la hora en que puede producirse una lesión. A los clubes les viene bien esa sucesión de golpes de efecto, esa singularidad, no sé si práctica, pero sí, al menos, vanguardista. Si tenemos los mejores jugadores del mundo, su logística tiene que estar en ese nivel. Es la venta de cara al exterior de su producto.

Toda simplificación es peligrosa, pero parece que uno es la cultura del juego y otro, la cultura de lo científico. Los extremos venden, por sentirse originales, avanzados, actuales, pero, ¿cuál es el camino adecuado y cuánto hay de real y duradero en todo esto?