Bruselas
La Presidencia checa extravió datos de asistentes a la cumbre con EE UU
La Presidencia de Praga en la UE es una de las más polémicas por los errores y la falta de tacto político.
BRUSELAS- Jan Hus, el precursor del protestantismo en la República Checa, murió en la hoguera por su enfrentamiento con la jerarquía eclesiástica. Más de cinco siglos después, los checos le ven como su héroe nacional, víctimas de una cacería a manos del «stablishment», en este caso de la Unión Europea, por su gestión de la Presidencia rotatoria en el organismo. El euroescepticismo de su presidente, y una cadena innumerable de fallos dejaron uno de los semestres más polémicos, coronado por la caída del Gobierno conservador de Mirek Topolanek, sin concluir su tarea al frente de los socios comunitarios.Los propios checos colaboraron para avivar las llamas de su martirio. El último caso que desató las críticas llegó la semana pasada, al conocerse el fallo de seguridad que terminó con los datos de dos centenares de delegados de la reciente cumbre entre Estados Unidos y la Unión Europea en manos del público.Según información de la agencia STT, un finlandés encontró un ordenador con los números de pasaporte y los itinerarios de viajes de los asistentes, entre los que se incluían la presidenta de ese país, Tarja Halonen, y el primer ministro, Matti Vanhanen.Aunque los checos intentaron apaciguar a los finlandeses, aduciendo que sólo una mínima parte de la información podría ser considerada como «sensible», lograron perder uno de los pocos salvavidas que les quedaban para inmortalizar parte de la memoria de una Presidencia generosa en resbalones.La cumbre informal entre el presidente estadounidense, Barack Obama, y los líderes de los Veintisiete en Praga fue uno de los pocos tantos que pudo colocar en su marcador.La celebración de estas reuniones de alto nivel se convirtieron en una oportunidad para el tropiezo, en un período especialmente cargado de estos encuentros. Además de los dos consejos europeos habituales y la cumbre EE UU-UE, Praga convocó a otro encuentro extraordinario para abordar la crisis, cuestionada por su falta de liderazgo, aunque concluyó sin avances concretos. Además, la cumbre sobre el empleo, fijada para el próximo 7 de mayo, fue rebajada en su ambición y nivel de las delegaciones, ante la presión del presidente francés, Nicolás Sarkozy, uno de los más ácidos oponentes con la gestión de Topolanek.Por último, el presidente checo, Vaclav Klaus, empezó a calentar la cita del 7 de mayo en Praga, en la que la Unión Europea lanzará su nueva política de vecindad con los países del Este, que incluye a naciones como Bielorrusia. Klaus, poco apreciado en las instituciones comunitarias por su euroescepticismo sin complejos, dijo que se negará a recibir al presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, considerado el último dictador de Europa.«Oh, santa simplicidad», sentenció Hus al viejo que echó más leña al fuego que le consumía. No obstante, hoy son los que alimentan las llamas de la crítica en los pasillos de Bruselas los que recuperan la frase de Hus mientras esperan el final de la Presidencia comunitaria.
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