Santander
La tribu de los Bradley
Michael, que marcó ante Egipto, la nueva estrella de Estados Unidos / Bob, el seleccionador, es su padre
«Sabemos lo que tenemos que hacer para frenar a España», asegura Bob Bradley. «Es un gran equipo. Jugamos contra ellos el año pasado en Santander, fue su último amistoso antes de la Eurocopa e hicimos un buen trabajo, pero nos ganaron», añade. La amenaza del seleccionador estadounidense tiene más sentido por la confianza que tiene en sus futbolistas. La nueva estrella del equipo es Michael Bradley. Y el apellido no es casualidad. Michael, centrocampista del Borussia Moenchengladbach, es el culpable de que Estados Unidos haya llegado a enfrentarse con España en las semifinales después de marcar el segundo gol ante Egipto. Pero, además, es el hijo del entrenador.Por suerte para él, su llegada a la selección no coincidió con el nombramiento de su padre como responsable del banquillo. Michael debutó en los amistosos previos al Mundial de Alemania cuando el técnico todavía era Bruce Arena. Pero se quedó fuera de la lista definitiva.Su padre no ha tenido dudas para convocarlo. Antes de llegar a Sudáfrica ya había tenido sus momentos de gloria con la selección. Como los dos goles que marcó a México en las eliminatorias de clasificación para el Mundial. Ese campeonato no quiere perdérselo y ya ha empezado a contribuir a la clasificación de su equipo.Michael, el hijo, sólo tiene 21 años, pero la del Moenchengladbach no es su primera experiencia en Europa. Antes ya jugó en el Heerenveen, donde demostró que está preparado para competir en ligas más duras. Allí llegó con 18 años. El primer año apenas jugó, en el segundo se hizo un sitio y en el tercero superó el récord de goles de un estadounidense en un campeonato europeo que tenía Brian McBride con sus 13 goles en el Fulham. Michael marcó 16. Esta temporada se ha salvado del descenso con su equipo, pero quiere más. Y la Copa Confederaciones es su oportunidad de demostrar que puede. Ya se ha enfrentado a Brasil y a Italia. Le queda España. «Hemos jugado bien contra equipos muy fuertes durante los últimos años, pero sabemos que todavía no hemos llegado donde queremos y seguimos esforzándonos mucho», reconoce. Para eso le ha educado su padre, que se hizo cargo de la selección estadounidense después del Mundial de Alemania. «Nosotros ponemos mucha concentración en el trabajo», asegura Bob Bradley. El seleccionador estadounidense es un estudioso, una costumbre que conserva desde su época de universitario en Princeton. Llegó al fútbol directamente a los banquillos sin pasar por el césped. Una pequeña frustración que cura ahora viendo a su hijo como mediocentro de la selección.
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