Literatura
«Las mujeres son el motor que mueve el mundo»
Esperando a Almudena Arteaga parece que me entra la inspiración poética y me pongo manos a la obra... Nada, parece que los duendes se olvidan de mí.-¿Cómo anda de inspiración?-Como dijo Picasso, que me encuentre trabajando. Aunque lo cierto es que escribo por sorpresa.-¿Por sorpresa?-Me explico: hace once años recibí una llamada para escribir sobre la princesa de Éboli. Querían que una descendiente escribiera su biografía, y yo cumplía con los requisitos. Le puedo asegurar que fueron los días más difíciles de mi vida.-¿Papeleras repletas de nervios?-Ja, ja, ja. ¡No he tirado más folios en mi vida! Pero escribí la sinopsis y, dos semanas después, llegó el contrato. Fue increíble: nunca pensé que esa novela cambiaría mi vida.-Y comenzó su aventura literaria.-Así es. Según escribía, me daba cuenta de que nunca sabes cuándo llegará el éxito, pero que puedes luchar por conseguirlo volcando tu corazón: que nada te retenga en la creación de los personajes.-Y en contar la historia...-A veces me preguntan si juego con ventaja a la hora de recurrir a los archivos familiares, pero no es así: esos archivos son públicos y cualquiera puede consultarlos. Lo importante es la voz, la manera de narrar, de dar vida a las páginas...-También de rescatar a las mujeres de los cajones del olvido. -Las mujeres son el motor que mueve el mundo, pero la Historia no les ha hecho justicia. -Y usted viaja a través de ellas.-Me visto de ellas hasta tal punto que, cuando estoy metida en una novela, hablo a mis hijas de «vos».-Se quedarán alucinadas...-Un poco, ja, ja, ja. Pero los personajes aparecen de repente, como si quisieran atraparme. -Publica «El Marqués de Santillana» (Martínez Roca) ¿Cómo se ha hecho hueco un hombre entre tanta mujer?-No es uno cualquiera y, además, la narradora es una mujer. Siempre digo que tengo diez hijas de tinta y papel, y ahora le tocaba el turno al niño. Además, Íñigo de Mendoza me sedujo desde el principio.-Criado por dos grandes mujeres. -Se dedica a escribir gracias a su madre y a su abuela. Si no, habría sido un hombre de armas. Rompe los tabúes del medievo, convirtiéndose en un gran humanista que consigue equilibrar su parte masculina con la femenina. -¿Que hará cuando no le queden parientes que rescatar?-Ahora estoy con una nueva novela en la que viajo al siglo XIX. Pero regresaré al seno familiar. Hay tantos personajes que me llegan...-Y usted, ¿a dónde quiere llegar?-A morir siendo escritora. Aunque, como dijo alguien, escribir sólo es vivir. Y en eso, Almudena nos saca líneas de ventaja.
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