España
Lepage traslada a Stravinsky al cine de los cincuenta
En pleno auge de lo atonal, a Stravinsky le dio por homenajear óperas clásicas; el resultado es «The Rake's Progress».
MADRID- Sube el telón del Teatro Real por primera vez en 2009 cuando aún el patio de butacas sigue perplejo con la fábula acuífera que el mago Robert Carsen dibujó a partir de «Katia Kabanova», de Janacek. Toma el relevo otro Robert, también canadiense y con una proyección mundial parecida, Lepage. Con su compañía, Ex Machina, ha deslumbrado a Madrid en las últimas temporadas, pero será «The Rake's Progress» («La carrera del libertino») su primera producción operística que pueda verse en España. Advierte que «el público reconocerá mi trabajo, pero los elementos visuales aquí son muy sencillos», argumenta en relación al despliegue multimedia habitual en sus puestas en escena.
Subtextos
Lepage concibe el género lírico como un «hiperteatro» y reconoce que «aprendo mucho cuando trabajo en ópera», aunque su manera de afrontar ambas disciplinas es distinta: «Mi punto de partida en el teatro es el espacio, mientras que en la ópera es el tiempo, pues eso es para mí la música. La diferencia además es que los actores tardan unas dos semanas en comprender los subtextos de una obra, mientras que la música viene cargada de ideas que me ahorran gran cantidad de trabajo con los cantantes».
El «western», el cine y la televisión de finales de los 40 y principios de los 50 han inspirado el montaje, ya que fue esa época en la que Stravinsky compuso esta rareza que ha logrado colarse en el repertorio. El autor también hizo un juego retrospectivo: a partir de unos grabados de William Hogarth del siglo XVIII que criticaban cómo uno puede pasar de la opulencia a la miseria por culpa del libertinaje, levanta «un tributo a la música de entonces (Clásico y Barroco), para lo que utiliza algunos de los formalismos de esos estilos, pero sin copiarlos», explica el reconocido director de orquesta Christopher Hogwood, que ha desenfundado su batuta en más de doscientas grabaciones. Eso es lo que explica la presencia en el reparto de María Bayo, Daniela Barcellona –ambas debutan en sus respectivos papeles– y Toby Spence, menos curtidos en el repertorio contemporáneo: «Si pudiera elegir prefiero a cantantes con aptitudes para las óperas que homenajea Stravinsky, y no tanto a los que están especializados en la música atonal», concluye Hogwood.
Estupefacción ante Mortier
Por algunos pasillos del Teatro Real se dejaba sentir ayer la estupefacción ante las palabras de Gérard Mortier, próximo responsable del coliseo, a «Le Monde» en las que insistía en que el teatro madrileño aún no juega en la primera liga europea de la ópera. Otros, sin embargo, afirmaban que ya empezaban a estar «curados de espanto» de que tanto Mortier como la cúpula directiva estuvieran desmereciendo con sus comentarios la labor realizada hasta el momento. Frente a las descalificaciones de Mortier se exhibía el plantel de primeras figuras internacionales que han pasado por Madrid en lo que va de temporada: Marcelo Álvarez, Karita Mattila, Robert Carsen, Jürgen Flimm, Paul McCreesh... además de las dos personalidades que comparecieron ayer ante la prensa.
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