Cataluña
Lorca bajo sospecha
Siendo ministro de hacienda José Borrell, la agencia tributaria desató una oleada de investigaciones indiscriminadas en una zona del norte de Cataluña caracterizada por no votar apenas al PSOE. Pequeños y medianos comerciantes tuvieron durante más de seis meses a un destacamento de inspectores tributarios revisando sus libros contables, facturas y declaraciones fiscales, desatando el pánico entre una gente industriosa como si aquello fuera una cueva de gansters. El asunto se saldó con un puñado de actas por fraude fiscal y unas multas administrativas de mediana cuantía, pero varios años después la gente aún no se había recuperado del susto. En Lorca está pasando algo parecido. Sin prejuzgar la culpabilidad o no de los políticos y empresarios que están siendo detenidos a diario, y salvo que alguno de ellos matara a Manolete o sea el brazo derecho de Bin Laden, cuesta entender que se esté machacando la imagen pública de unas personas por la sospecha de que hayan cometido algún delito económico del que aún no existe constancia, más allá de los 3.500 euros en comidas oficiales de Miguel Navarro durante tres años, que parece ser lo más gordo que le han encontrado. Eso pasa sólo en Murcia. En Andalucía, en cambio, no tenemos constancia de que se haya puesto en marcha ninguna investigación, y eso que los millones de euros vuelan en todas las direcciones como ha quedado de manifiesto, por ejemplo, con el detallazo que Manuel Chaves ha tenido con su hija utilizando el dinero de todos. Pero allí votan PSOE y nosotros, en cambio, somos una provincia traidora. ¿Cuándo aprenderemos a votar correctamente?
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