Asia

Pekín

Los corresponsales extranjeros en China denuncian el aumento de la presión del Gobierno

El Club de Corresponsales Extranjeros de China (FCCC) denunció hoy una nueva vuelta de tuerca del Gobierno del país asiático, que está endureciendo la presión sobre los empleados chinos que trabajan para medios extranjeros. Según señala la asociación en un comunicado público, las autoridades chinas, coincidiendo con la celebración de la reunión anual de la Asamblea Popular Nacional (el Parlamento), no han concedido las entrevistas solicitadas por los periodistas chinos empleados por medios extranjeros. Los asistentes chinos (que deben ser contratados, para tener los papeles en regla, a través de una empresa del Estado), están siendo amenazados, asimismo, con perder sus acreditaciones, y ser multados, si trabajan de forma independiente para sus medios. Pekín, además, está elaborando un nuevo "código de conducta"para los empleados chinos, por el cual se les obliga a transmitir "información positiva". El club cita también el caso de asistentes a los que las autoridades han presionado y ordenado que no informaran a familiares ni amigos de noticias a las que habían tenido acceso hasta después de que la prensa nacional hubiera informado sobre ellas. "El código de conducta es una regresión. La intimidación de los ayudantes chinos va en contra de la promesa de apertura hecha el año pasado. El código debería ser desechado. Los asistentes en China deberían poder realizar el mismo abanico de actividades que los ayudantes de medios en otros países", declaró, en el comunicado, el presidente del club, Jonathan Watts. Con el código, además, China está estableciendo una situación de desigualdad con el resto de país, ya que los medios chinos establecidos en otros países no deben someterse a ese tipo de normas, apunta el FCCC. Numerosas organizaciones han denunciado que la libertad de prensa en China, al igual que otros derechos fundamentales, ha empeorado en los últimos años, y especialmente con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos el año pasado, a pesar de las promesas realizadas por Pekín, que aseguró, cuando se le concedieron los Juegos, que haría avances en ese sentido.