Lima

Los enfrentamientos de la Amazonía llegan a Lima

Decenas de miles de personas en todo Perú secundaron hoy la jornada nacional de lucha convocada en solidaridad con los indígenas amazónicos y en rechazo al Gobierno, que derivó en Lima en duros enfrentamientos con la policía.
Convocada por organizaciones sindicales, universitarias y civiles, que son «la reserva moral del país frente a la intransigencia del Gobierno», según dijo a Efe el líder de la Confederación General de Trabajadores del Perú, Mario Huamán, la marcha transcurrió de modo pacífico en Lima hasta que intentó dirigirse a Palacio de Gobierno.
Mientras los cabecillas de la manifestación, en la que participaban unas 10.000 personas, dialogaban con los policías que formaban la línea que les cortaba el paso, un grupo de jóvenes rompió el cerco policial y comenzó a correr en dirección al cercano Parlamento.
Las astas de las banderas, que hasta ese momento habían enarbolado frases como "la selva no se vende", "Alan asesino, igual que el Chino (el ex presidente Alberto Fujimori)"o "No más derramamiento de sangre por culpa de los otorongos (congresistas)", se convirtieron entonces en proyectiles y palos cuyo objetivo era la policía.
Al llegar a la línea de policías que, con apoyo de caballos, creaban una nueva línea frente al Congreso, los manifestantes trataron de rodear este segundo cerco, momento en el que la policía, que en total y según fuentes oficiales eran unos 1.000 efectivos, comenzó a lanzar bombas lacrimógenas.
El gas ayudó a sembrar más desconcierto y caos entre los manifestantes, que respondieron con nuevos lanzamientos de piedras y botellas de vidrio, así como algunos cócteles molotov.
Mientras algunos vendedores ambulantes pasaban a los civiles pañuelos empañados en agua para paliar los efectos de los gases, la policía desarrollaba una estrategia que buscaba dividir la manifestación en grupos menores, más fáciles de controlar.
Poco a poco, el trabajo de la policía, que también realizó varias detenciones, dio sus frutos y los manifestantes quedaron dispersados en calles transversales, desde las que continuaron sus arengas.
En el resto de las principales ciudades del país las marchas también fueron numerosas, aunque no derivaron en episodios violentos.
En Arequipa, 10.000 manifestantes, entre obreros, estudiantes y representantes nativos, marcharon hasta la Plaza de Armas de la ciudad, donde arrojaron huevos a la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat).
Unas 5.000 personas se reunieron en Ayacucho, en la sierra andina, mientras que a orillas del lago Titicaca, en la ciudad de Puno, también miles de personas exigieron la renuncia del gabinete de ministros y la derogatoria de las polémicas leyes que causaron un estallido de protestas de los nativos amazónicos.
Precisamente, el primer ministro de Perú, Yehude Simon, afirmó hoy en una reunión con la prensa extranjera que la comisión de diálogo prevista para estudiar las demandas de las comunidades amazónicas excluirá a la mayor organización indígena de las conversaciones.
Según Simon, la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) "pateó el tablero"de las conversaciones con el Gobierno, lo que provocó que el viernes pasado se iniciaran los enfrentamientos que acabaron con 24 policías y nueve nativos muertos.
Ante esa situación y con el presidente de Aidesep, Alberto Pizango, asilado desde el martes en la embajada de Nicaragua, Simon anunció que se convocará a los "verdaderos apus", los jefes de los distintos grupos amazónicos.
Por otra parte, y mientras los manifestantes se enfrentaban en Lima con la policía, en Palacio de Gobierno juraban su cargo dos nuevos ministros, con lo que se cierra la "mini-crisis"desatada por la renuncia de la ministra de la Mujer, Carmen Vildoso, en protesta por el manejo del Gobierno de los disturbios en la Amazonía.
La nueva ministra de la Mujer es Nidia Vílchez, hasta ahora titular de Vivienda, mientras que la cartera que deja Vílchez la ocupará Francis James Allison, hasta ahora alcalde del distrito limeño de La Magdalena.