Política Cultural
Los falsos beneficios de suprimir el Ministerio de Cultura
Hace pocas semanas el Congreso daba luz verde a una proposición de ERC en la que se instaba al Gobierno a suprimir los ministerios de Igualdad, Vivienda y Cultura como forma de reducir gastos en tiempos de crisis. Una iniciativa que, de llevarse a la práctica, tendría indudables efectos positivos para las arcas del Estado en lo que se refiere a las carteras dirigidas por Bibiana Aído y Beatriz Corredor, cuyos logros continúan brillando por su ausencia, pero no así en el caso del departamento de Cultura. De esta forma lo ponen de manifiesto todos los ministros de Cultura de la democracia, a los que ha entrevistado LA RAZÓN, y que, independientemente de su adscripción política, coinciden en encomiar el destacado papel de este Ministerio en la gestión y administración de instituciones clave como los museos o las bibliotecas nacionales. Y es que, a pesar de que se haya transferido parte de sus competencias a las comunidades autónomas, resulta indudable la existencia de una cultura común a toda la nación española, que goza de un empuje creciente en el mundo y que tiene en nuestra lengua su elemento de mayor peso. Que su desaparición sea una de las reivindicaciones históricas del nacionalismo no hace sino subrayar la importancia del Ministerio de Cultura en favor de la vertebración y de la unidad de España.
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