Historia

Nueva York

Madoff «vs» Ponzi: memoria de dos timadores

Dos nuevas biografías detallan las «hazañas» de los mayores timadores de la historia: Bernard Madoff y Charles Ponzi. El interés de los estadounidenses por este tipo de delincuentes contrasta con el limbo en el que maniobran en nuestro país.

Bernard Madoff acude a testificar en el juzgado ante la atención de decenas de medios de comunicación
Bernard Madoff acude a testificar en el juzgado ante la atención de decenas de medios de comunicaciónlarazon

En EEUU coinciden en estos días las biografías de dos grandes estafadores: Bernard Madoff y Charles Ponzi. Todo el mundo ha oído hablar de Madoff, el hombre que supuestamente defraudó 47.977 millones de euros. Sobre él escribe su secretaria, Eleanor Squillari, quien recoge 20 años de andanzas junto a su jefe en la revista «Vanity Fair». A la vez se recuperan las memorias de uno de los colaboradores de Ponzi, el primer «ingeniero piramidal» de la historia. «The Ponzi Story» recoge el duro juicio de uno de sus íntimos en el negocio, el relaciones públicas William H. McMasters.Entre otras picardías, la secretaria de Bernie Madoff le describe como un narcisista amante de los masajes relajantes: estaba tan enganchado que llegaba a interrumpir sus reuniones para recibir una placentera ración de relax. Al parecer, sus cambios de humor lo convertían en un ser adorable o en un monstruo gesticulante. Así, la secretaria estira la lágrima cuando retrata al jefe generoso que le regaló casi 3.000 euros en un caso de extrema necesidad, pero también pinza el carácter implacable del provocador sarcástico.Una vuelta de tuercaEl próximo 16 de junio se conocerá la sentencia del «caso Madoff». Para entonces, los estadounidenses habrán tenido tiempo para comparar las vidas paralelas del inmigrante italiano Charles Ponzi y del Bernie exaltado por su poder como financiero. Nadie tuvo el talento de descubrir que lo de Madoff no era más que un «esquema Ponzi» con una vuelta de tuerca. No obstante, en EE UU existen instituciones, como el Jay John College of Criminal Justice de Nueva York, que recogen toda clase de documentos sobre fraudes y se convierten en centros de estudio y previsión del futuro. Si bien en este caso no sirvió de mucho. En España, al hilo de esto, hay que recordar que la estafa piramidal fue invento fastuoso de Baldomera Larra, la hija del ilustre periodista. Sin embargo, en nuestro país, los grandes financieros señalados por fraudulentos ocupan una suerte de limbo en el que se mueven denunciando que han sido víctimas de una jugada política. Han ido a la cárcel, se les ha procesado por estafa, incluso se les ha condenado, pero no han tenido nunca que doblar la cerviz. Y, pasado un tiempo prudencial, regresan bajo la luz de los focos a hablarnos de la perversión del «sistema».En nuestro país se han dado grandes timos piramidales. Incluso se ha engañado con supuestas inversiones en sellos en tiempos en lo que apenas se envían cartas. Ni un céntimoEl estafador es un delincuente señero que se distingue por dos constantes: nunca se sabe cuánto ha estafado y no devuelve ni un céntimo de lo robado. A Madoff se le atribuye el mayor fraude de la historia, pero esto sólo es porque se trata de un súbdito de EE UU, país donde todo debe ser enorme o al menos parecerlo. Lo verdaderamente notable de Madoff es la frialdad con la que engañó a la gente más cercana. Lo mismo hizo en su día el hombre de confianza de Ponzi, autor del «esquema» que conquistó Boston. Catorce años después salió de la cárcel, en febrero de 1934. Expulsado de EE UU, regresó a Italia en pleno triunfo de Benito Mussolini, al que convenció de que lo enviara a Río de Janeiro como gerente de Aerolíneas Argentinas. Vivió un corto periodo de éxito que duró hasta la caída del «Duce». Murió en la mayor miseria en un asilo tras sufrir una apoplejía. En los casos españoles hay un hijo que seguía los pasos de su padre huido tras un escándalo financiero, un banquero que pensaba crear una carrera meteórica partiendo de la nada y otros hombres notables de los que se pregunta: «pero ¿esos son estafadores?». Para salir de dudas deben revisarse las resoluciones judiciales. Ellos, por su parte, no hacen ni de Ponzi ni de Madoff.